Capítulo 29. (Dar la Cara)

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Capitulo 29. (Dar la Cara)

La claridad que entraba desde la ventana de mi habitación me despertó, de alguna forma había terminado abrazado a la cintura de Eduardo, quién dormía plácidamente a mi lado, miré el reloj de la mesita de noche eran las 8:42am. No me molestó quedarme unos minutos más en esa posición: Eduardo tenía siempre la temperatura ideal a la cual te provoca acercarte para mantenerte en calor sin llegar a sofocarte, mi mano reposaba en su abdomen desnudo y la de él sobre la mía ligeramente entrelazadas, mi cabeza apoyada sobre el pecho de mi amigo que subía y bajaba despacio al ritmo de su respiración pausada.

No se escuchaba nada más allá de nuestra respiración, me puse a pensar en todo lo que había dicho Eduardo la noche anterior, estando en esa posición no era muy difícil imaginarme ese otro panorama: La foto que había circulado por allí, me mostraba besando a Eduardo en lugar de Diego. ¿Cómo habría sido todo entonces? ¿Dudaría también de hablar de mi relación en público con todo el mundo si así fuera el caso? No podía explicarme que era esto que me mantenía incondicionalmente atraído a Eduardo, es decir, desde que él había llegado a mi casa no había pasado nada entre nosotros que no pudiera considerarse amistoso y aún así me sentía tan completo, seguro y feliz a su lado. Era como si mi cuerpo hubiese estado anhelando todo este tiempo su presencia.

Un leve roce en la mano me hizo volver a la realidad, levanté un poco la mirada y allí estaban los ojos de mi amigo mirándome con una sonrisa en su rostro.

Eduardo – Buenos días…

Román – Hola – Sonreí también –

Eduardo – En que pensabas? Llevo rato mirándote y no lo notaste de lo distraído que estabas.

Con Eduardo el único camino posible era la sinceridad, así que suspiré y traté de acomodar mis palabras lo mejor posible antes de continuar.

Román – No sé qué hacer respecto a Diego, Edu… - Solté finalmente – No sé que voy a decir en el colegio, que le diré a mis padres y sobre todo a él. Entonces me puse a darle vueltas a lo que dijiste ayer y no he parado de pensar en sí las cosas estarían igual de haber sido tú el de la foto y no él – Hablaba muy rápido, tratando de darle sentido a mis palabras – Estoy confundido… todo esto me confunde… - Lo miré consternado ya que no sabía cómo se tomaría todo esto –Tú me confundes…

Eduardo – Yo… Yo lo siento, Quieres que me vaya? – Se notaba confundido también –

Román – No… - Mi respuesta fue inmediata – Y he allí lo que no entiendo, no quiero que te vayas! Y no sé por qué no puedo simplemente dejarte ir… Y.. Yo…

Eduardo – Ssshh – Trató de calmarme poniendo su mano en mejilla – No tienes que explicarme nada, de verdad! Sé que es difícil conseguir las palabras adecuadas – Suspiró y medio sonrió – Me ha pasado…

Guardé silencio y me vi reflejado en los ojos de mi amigo, ¿Así se habría sentido el día que discutimos en el carro, cuando no consiguió las palabras indicadas para expresarse? Yo había sido sumamente duro con él ese día, recordé también a mi hermano Sebastián diciéndome que a veces no era sencillo explicar lo que nos estaba sucediendo. Mi cuerpo entero me pedía a Eduardo, pero ¿Y sí estaba cometiendo un error?  Quizás esto era producto de que mi amigo había estado allí para mí cuando más lo necesitaba, ahora que tenía mis muros en el suelo y buscaba a quién aferrarme podría estar confundiendo agradecimiento con algo más.

Sentía mi corazón acelerarse y podía escuchar como el de Eduardo también lo hacía, su ojos me miraban llenos de necesidad y yo simplemente me perdí en ellos. A medida que comenzó nuestro acercamiento podía sentir escalofríos recorriendo toda mi espalda, cuando estuvimos apenas a unos centímetros, nuestros ojos confirmaron que esto era lo que ambos veníamos deseando, nuestros labios se unieron suavemente, justo cuando Eduardo comenzaría a abrirse paso con su lengua en mi boca sonó mi celular, lo que me hizo separarme de Eduardo de golpe.

Algo más que amigos (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora