-Capítulo 25-

8 1 0
                                    

La morocha no se movía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La morocha no se movía. Estaba con las muñecas cautivas con sendos grilletes cuya larga cadena pasaba por una clavija de hierro que actuaba de soporte en el piso. Estaba sentada como un buda y no había señal de fatiga en su rostro. Si había señales de lágrimas. Su traje de fiesta resultaba algo anodino ahora. Vestida como una princesa, aprisionada como una criminal. En un comienzo Mondrake pensó que la quebraría fácilmente. No había usado tortura física per se, pero no le había dejado una gota de luz y había puesto parlantes con ruido, sinusoidales, frecuencias FM y hasta un poco de Penderecki, todo en un volumen ensordecedor para quebrarla. Y sin embargo solo había mostrado reacción alguna cuando Allan dejó la espada de Facelessman y se retiró del calabozo dejándola allí sola. Quizás Luciana no quería morir después de todo.

Iriana entró una butaca de metal del pub y la colocó prudencialmente lejos del círculo de signos de protección que Allan había trazado en el piso para evitar la materialización de Facelessman. El hada miró con desdén a la mortal y siguió su rumbo silenciosamente retirándose de la habitación.

— Gabriel está muerto. Mondrake lo asesinó. — Dijo desde las sombras de la entrada una figura a la que Luciana reconoció como Luz. Su voz sonaba dura, fría. Por supuesto si la rubia aún seguía con vida eso quería decir que el descabellado plan de su amigo había salido mal... muy mal. Luciana pensó en todo lo que podía decir, pero prefirió el silencio.

Luz se acercó apuntando directamente a ella con una linterna. La el haz celeste y artificial del aparato la encandilaba. La muchacha había elegido ocultarse tras las sombras. Pensó confundida Luciana, pero de pronto luego de un click se iluminó la habitación con luces verdosas de tubo provenientes del techo.

Luz estaba radiante. Su cabello parecía de hilos de seda amarillos trigueños y en sus ojos habia un brillo anaranjado que antes no existía. Luz no era humana. Definitivamente su hermanastro había fallado y sintió pena por él, mas de la que se permitía aparentar. Ahora le tocaba luchar por ella y su libertad, si es que quedaba alguna esperanza restante para ella.

—No sé nada del jefe de Gabriel. Pero si me largan les contaré todo lo que sí sé.

Luz se sentó en la banqueta sus piernas tenían un lozano brillo marfil y llevaba una falda café con una blusa color nude. Un atuendo muy elegante para alguien que estuviera predispuesto a torturar a alguien hasta la muerte.

—Si te largamos, Facelessman, terminará lo que yo no pueda terminar. Pero decime ¿Siempre supiste de donde surgía Facelessman?

Luciana bufó y con su mano acomodó su cabello inclinándose ligeramente ya que la cadena le impedía un poco el movimiento.

—Me hice una idea cuando todo comenzó a suceder de cierta forma.

—¿Hablas del relato que encontramos mi amiga y yo? — Preguntó Luz sin una pizca de curiosidad. — Sabés que Mondrake analizó cada fragmento que rescatamos y rastreamos todo hasta una página web de lo más curiosa. Resulta que es una página para escribir historias y no fue difícil rastrear que muchas de las historias trágicamente comenzaron a reflejarse en la realidad. Te dijimos que Facelessman no era real.

The Pledge  (Libro # 2 de The path )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora