Blood Ocean | ¡Yandere! x Reader | One Shot's

【¡Yandere! ¡Demonio! x ¡Angel! Reader】

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【 F A L L I N G 】

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— No... ¿Porque querría irme...? — Murmuró la mujer anonadada por semejante cosa.

— No me dirás que no te parece aburrido, todo siempre es lo mismo aquí. — Aetos ya no veía uso estar allí, veía el cielo como un lugar plano, tanta pureza le aburría, aunque su amada fuera pureza también, sus alas se estaban manchando, pero lo oculto hasta poder llevarse a Rahil.

— Tengo todo lo que amo aquí, mi hermano y Pisac, no tengo motivos para hacer tal cosa... — Rahil lo amaba, mucho, tanto, pero había una línea que no se podía cruzar, prefería morir y desaparecer de la existencia a traicionar su hogar, ella no caería.

— También me amas a mi ¿No soy lo suficiente? — Aetos estaba empezando a enojarse e impacientarse, todo lo que dijera sería escuchado por Pisac y su expulsión sólo sería cuestión de minutos o menos, pero él no se iría.

Oh no se iría sin su ángel.

— No lo eres. — Respondió firme y con esa voz suave que siempre conservaba, se puso de pie, quitando sus ojos del mundo que antes estaba bajo sus pies colgando, se sentía triste, su amor la había traicionado —  Nunca ocuparas su lugar, mi amor no es sólo tuyo, es hacia todos mis hermanos, no abandonaré mi hogar por ti. — Estaba derramando lágrimas, extendió sus alas, sentía la oscuridad cada vez más grande emanar de su ex amante, Aetos extendió las suyas dejando ver manchas negras que se seguían expandiendo, dispuesto a ir tras Rahil, ambos eran del mismo rango.

— Y yo no me iré de aquí sin ti. — Rahil se apresuró a volar lejos de él, a la velocidad de la luz, sin embargo, el nuevo ángel caído también podía, a pesar de que sus alas se estaban quemando, Rahil debía retrasarlo, al menos hasta que llegarán sus hermanos, con su poder divino invocó su espada, espada que ardía con el poder divino con el que había sido creado.

— Eres delirante ahora. — Aseguró, convencida que la oscuridad se había extendido por su mente ya.

—  ¡¿Y eso será importante?! — Más rápido de lo que contaba, Aetos estaba frente a ella, preparó su espada — Yo ya sé usar mi nuevo poder. — Murmuró sombríamente, Rahil sentía dolor, pero debía hacerlo.

Alguien se le adelantó, pues una espada atravesó el pecho de Aetos y lo partió a la mitad.

— ¡Ilya! — Gritó el nombre de su hermano a la vez que se ponía detrás de él.

— Si sabes lo que es bueno para ti vete. — Era completamente inexpresivo, la espada de Ilya estaba nuevamente en su mano.

— ¡Ella es mia! ¡Ella es mía! ¡Ella vendrá conmigo! —

— Terminaré de arrancar tus alas y haré que tu aureola se derrita en tu cabeza. — Una fuerza que no pertenecía a ninguno de los dos ángeles lo empujó al borde del reino, pudo ser capaz de tomarla de su brazo, pero su hermano la atrapó antes de caer con él, sin embargo, sus garras quemaron su carne, una marca permanente, sintió ser despojado de sus alas y algo incienso al rojo vivo en su cabeza, pero no estaba prestando atención a nada de esto, sólo veía la figura de Rahil perderse entre las nubes, una mirada triste en sus ojos.