Seis de la mañana marcaba el reloj como cada mañana. El día se veía bastante nublado, no es algo nuevo aquí. Este país se caracteriza por ser un lugar muy visitado por turistas, y por un clima bastante frío. Aunque para ser sincera yo amo el clima frío, sólo que a veces extraño los días calurosos, donde compraba helados, y vestía ropa de verano. Todo cambió cuando mi familia y yo dejamos España para tener una mejor vida en Inglaterra.

El cambio fue bastante drástico, no sólo por la ciudad, sino por el idioma, la forma de vivir, entre otras cosas. Pero yo amo vivir aquí, es la vida que siempre he soñado, un lugar con un clima frío, tomar café por las tardes, leer acompañada de una caliente manta, ver televisión mientras comes palomitas, escuchar música por las noches mientras ves la lluvia caer, series y películas acompañadas de un poco de comida, y la lluvia cayendo, es algo así como perfecto.

Finalmente, le dije a mi flojo trasero que tenía que levantarse, o llegaría tarde a la escuela. Me dirigí a mi baño, e hice mis necesidades como todo ser humano en la tierra. El agua caliente cayó sobre mi cuerpo, haciendo que entrara en calor, y que no quisiera salir nunca de la ducha.

—Jeannie, apúrate o se te hará tarde.

Mamá tocó mi puerta dándome un susto. Cerré la llave de agua a regañadientes y me vestí. Eran las 6:37 am, ¡wow!, sólo 37 minutos para bañarme y vestirme, debe ser un record. Me serví un poco de cereal, mientras Ángela —mi hermana, de 13 años— comía un par de galletas con leche. Tomé mi mochila y mi celular  y me encaminé a la puerta.

—Jeannie, ¿no se te olvida algo?

—Mmm…No.

—Te olvidas de mí —Ángela rodó los ojos.

—Ah sí, lo siento, lo olvidé.

—Diario lo haces.

Reí internamente, y miré a mamá, quien no tenía ni un rastro de gracia en su rostro.

—Era una broma, mamá.

—No le veo la gracia.

—¿No? ¿Entonces por qué te quieres reír?

Mamá sonrió. —Rápido, se les hará tarde —caminé a la puerta, pero mamá habló—, ya hablamos de esto Jeannie, eres la hermana mayor, tienes que ser más buena con tu hermana, está en su plena etapa de juventud, tienes que apoyarla.

—Me hiciste sentir una vieja con tu comentario.

—No lo eres. Sólo 2 años más que tu hermana, es todo.

—Gracias mamá —agradecí sarcásticamente mientras caminaba hacia la puerta.

Subí al auto, y Ángela estaba en su teléfono, nada raro en ella. Encendí la radio, y tocaban Coldplay. Ella subió el volumen, y yo sonreí. Aunque nos enojáramos todo el tiempo, y actuáramos como unas desconocidas, me alegraba que compartiéramos el mismo amor a la música. Al llegar a la escuela, me estacioné y Ángela bajó corriendo para abrazar a su novio, John. Yo bajé unos segundos después de ella, y los miré abrazándose, y luego me pregunté, ¿por qué ella teniendo 13 años sí tiene novio y yo no? Ah, esperen, ya lo sé, soy justamente lo que nadie está buscando.

Entré a la institución, y busqué con mi mirada a Ariana, pero no la encontraba, así que caminé a mi casillero. Saqué los libros que me tocaban en la primera clase, y metí el resto. El timbre sonó y caminé a mi salón, buscando un asiento que esté cerca de la ventana, alguien se paró en el asiento de lado, pero no tomé importancia, nunca lo hacía. Solía sentarme cerca de la ventana, a observar el cielo nublado, las personas, y todo lo que se encontraba afuera, mientras yo estaba en esta cárcel.

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⏰ Last updated: Aug 12, 2015 ⏰

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Inocencia PerdidaWhere stories live. Discover now