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2033

She is not who she was

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She is not who she was

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Las hojas se movían lentamente, impulsadas por el viento de la tarde. La Madriguera, entre las imponentes montañas, resaltaba tan severa como siempre. Scorpius sonrió al observarla. Quizás habían pasado diez años, pero seguía exactamente igual, ni un solo cambio. ¿Cómo una casa podía llevarle tantos recuerdos? Siempre se había preguntado qué clase de magia surcaba por aquel ambiente para que eso fuera posible.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por una risa que sonó desde su lado izquierdo.

—Vaya, te veo emocionado —dijo Albus a su lado, y apoyó una mano en el hombro de su amigo.

El rubio enrojeció, un poco molesto y avergonzado.

—Calla —susurró entre dientes.

Siguieron caminando en silencio unos minutos. La respiración acelerada de Scorpius era lo único que se escuchaba. El chico podía sentir como su corazón latía cada vez más y más fuerte. Sus manos empezaban a sudar, y sus piernas temblaban. Estaba a punto de abrir la puerta definitiva que lo llevaría a su pasado, en un viaje en el tiempo. Una puerta materializada en una pelirroja de ojos marrones.

—¿Lo escuchas? —preguntó Albus de repente, señalando hacia la casa, que se encontraba a pocos metros—. Son los niños, a veces puedes ser un poco persistentes.

Aunque Scorpius en un principio no había oído nada a causa de los nervios, en ese momento sí que escuchaba pequeños gritos, todos de niños. Sonrió. ¡Cómo habían cambiado las cosas! Parecía ayer cuando eran ellos los que corrían por esos terrenos, jugando al quidditch o persiguiéndose. Y ahora, una nueva generación se levantaba delante de sus ojos. Se arrepintió más que nunca de no haber podido ver crecer a esos niños.

—¡Albus! —De repente, una voz se escuchó. Alguien, al fin, había notado su presencia alrededor de La Madriguera.

El rubio se giró hacia donde provenía esa dulce melodía, y, al ver de quién se trataba, no pudo contener la emoción. Era Lily Potter, con un vestido blanco, corriendo directamente hacia ellos, con los brazos abiertos. Así, de primeras, parecía un ángel. Los dos hermanos se fundieron en un abrazo, dejando a Scorpius un poco apartado de la escena que se desenvolvía delante de él.

—Lily, vengo con...

—¡El hurón! —exclamó ella, reconociéndolo de inmediato. Le ofreció un mano y Scorpius la estrechó con gusto—. Empezaba a pensar que nunca te íbamos a volver a ver.

El rubio soltó una carcajada.

—No os libraréis de mí tan fácilmente.

—Me alegro de verte, luces bien —respondió Lily, luego se giró, haciéndoles un gesto a los dos chicos para que la siguieran—. Vamos, todos estarán muy felices de volver a verte, Scorp.

ELLA | ScoroseWhere stories live. Discover now