Capítulo cuarenta y cuatro

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Sonrió cuando su olfato pudo decifrar la rica comida que Yoongi estaba preparando; Kimchi bokkeumbap.

Orgulloso de como había quedado aquella habitación, fue casi corriendo a la cocina con una radiante sonrisa. Se acercó al pálido y lo tomó de sorpresa abrazandolo por atras.

-¿Ya has terminado? -Jimin hizo un sonido de afirmación y no soltó el torso del mayor.

-Tengo hambre.

-Oh, ya casi esta. ¿Puedes poner la mesa?

Jimin se separó y asintió, yendo hacía la alacena para bajar dos platos y dos vasos y los llevó a la mesa para después ir por los cubiertos. Yoongi tomó la comida con sumo cuidado y caminó hasta donde Jimin ya estaba sentado para dejar todo en el centro.

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El almuerzo estuvo bien. A Jimin le encantaba como su novio cocinaba por lo que repitió al menos una tres veces. El tiempo pasó bastante rápido mientras hablaban y comentaban algunas cosas de su vida cotidiana.

Luego de limpiar todo y ver una película, Jimin recordó que tenía tarea para el lunes y obviamente Yoongi no tuvo problemas en llevarlo a su casa.

Se sintió algo triste una vez que ingresó a su morada. Todo estaba apagado y desenchufado, por lo que no había música ni mucha claridad. La calefacción estaba apagada y eso volvía aquel lugar más frío, y la ausencia de un animal corriendo hacia él, ladrando o en un estado de hiperactividad casi extrema le recordaba lo solo que estaba.

De todas formas, toda aquella situación no era preocupante para Jimin. Ya estaba acostumbrado a encontrarse con la casa así por lo que solo fue a su cuarto y buscó la tarea que debía entregar al siguiente día.

El hambre lo consumía y su padre aún no llegaba. No tuvo otra opción que intentar hacer alguna pequeña cena solo para él con la escasa comida que tenían. No eran pobres, pero su padre era un desastre.

Los fideos instantáneos no eran sus favoritos pero sin ellos moriría de hambre, por lo que siguió las instrucciones de cómo prepararlo y junto a un vaso de jugo fue a su cuarto para cenar completamente solo.

A estas alturas, Jimin incluso se conformaría con la compañía de un pequeño pollito.

Tuvo suerte de que la tarea no sea tan compleja y en una hora con catorce minutos exactamente, ya había terminado todo.

Se colocó su pijama y el pequeño no pudo apagar la luz de su velador. Claro, Jimin tenía diecisiete años pero aquella casa era un tanto espeluznante, más que nada en la noche y justamente cuando estaba vacía como en aquel instante.

Se sintió aliviado cuando escuchó el auto y la puerta siendo abierta. Una fémina voz se oyó por el pasillo haciendole saber a Jimin que tal vez sería una noche larga. Pero se quedó dormido antes de poder escuchar algo más y se sintió bastante agradecido.

Empezó su día como siempre lo hacía; revisando la hora y parandose de la cama por más difícil tarea que fuese.

Se arregló por completó y acomodó su cuarto lo más que pudo debido al corto tiempo que tenía y salió con la mochila en su mano.

Un sentimiento de curiosidad se instaló en su interior y lentamente abrio la puerta de la habitación de su padre. Él no había ido a trabajar y su novia estaba con él. Jimin negó leve y cerro la puerta de la misma forma.

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-Te amo -fue lo que le dijo a su novio antes de dar un corto beso en sus labios y salir del auto. Un embobado "yo también" se escuchó detras de sus espaldas y sonrió algo sonrojado.

N U E S T R O  S E C R E T O // y o o n m i nWhere stories live. Discover now