Tyler Joseph ama su trabajo. Siempre ha tenido afinidad con el idioma inglés y ahora, a sus veintisiete años y con su licencia de profesor, le encanta poder impartir ese amor a la próxima generación en el Instituto de Trench (que original soy ahre), la misma escuela secundaria a la que asistió hace casi diez años ahora. Por supuesto, hay estudiantes nuevos al principio de cada año que parecen vivir para causar problemas, pero una mirada severa es suficiente para hacer que se comporten.
Todos excepto uno: Joshua Dun, la espina en toda rosa.
Dun parecía un niño tan dulce al principio. Dieciséis años, era escuálido y ruidoso, pero Tyler podía decir que tenía buen corazón y se preocupaba profundamente por sus amigos, incluso por las personas que no le daban la hora del día. Tyler le admiró y cometió el error de mostrar un interés especial en el chico cuando se dio cuenta de que tenía talento, solo después de la genio, literal, Jenna Black. Nunca podría haber previsto que una consecuencia de su interés sería que Dun comenzara a coquetear abiertamente con él en cada oportunidad, su voz tan baja como para impedir que sus compañeros le escuchen también.
Ha habido muchas ocasiones, cada una empeorando progresivamente:
"Su corbata de hoy realmente resalta sus ojos, señor Joseph", dijo un lunes, con una sonrisa seductora en su cara.
"Me gusta cómo te has peinado hoy. Muy elegante", dijo en otra ocasión, aunque Tyler no le había hecho nada diferente a su cabello.
"Creo que ese traje es mi favorito", sonrió un memorable viernes, su mirada se movió hacia abajo para mirar el trasero del castaño.
Y varias veces, le ha visto chupar el extremo del bolígrafo como si fuera una piruleta, mientras le mira intensamente.
Tyler inmediatamente apartaba la mirada cada vez, con la cara en llamas y se sintió avergonzado la última vez que la entrepierna de su pantalón negro se sintió más apretada de lo normal. Esa fue la primera vez que su resolución comenzó a quebrarse y se admitió a sí mismo que, a pesar de que ninguno de sus compañeros estaba interesado, Josh es increíblemente atractivo. Tyler tuvo suerte de estar sentado detrás de su escritorio para que ninguno de sus alumnos pudiera ver la reacción de su cuerpo, pero Dun le sonrió cuando salía del aula después de la siguiente campana, el castaño tuvo la impresión de que el chico sabía cómo estaba empezando a hacer estragos en él.
Era más que inapropiado y Tyler sabía que tenía que detenerlo antes de ceder ante la voz en el fondo de su mente, diciéndole que le tomara.
Ahora, Tyler se encuentra parado en el pasillo y realmente no quiere ir al aula. Josh está en su clase en este período, lo que significa una hora más con el chico mirándole y haciendo comentarios lascivos cada vez que cree que puede salirse con la suya. Después de respirar profundamente, abre la puerta y saluda a su clase, evitando deliberadamente mirar en dirección al escritorio de Josh mientras dobla su chaqueta de traje negro sobre el respaldo de su silla y pasa lista.
Durante media hora, Tyler logra no mirar a Josh, no comprometerse, solo enseñar. Pero luego, mientras se da la vuelta para escribir en el pizarrón, algo golpea la parte posterior de su cabeza.
Girándose, ve un avión de papel en el suelo a sus pies. Se agacha para recogerlo y luego levanta una ceja poco impresionado, a los veinticuatro adolescentes en frente de él.
—¿Quién tiró esto? —Pregunta demandante.
Durante unos segundos nadie responde, pero luego, cuando queda claro que nadie lo va a decir, el rizado levanta la mano. —Fui yo —dice, totalmente impenitente. Hoy, debido al clima caluroso, viste una camisa de color azul con mangas cortas y una falda -bastante corta- de color marrón oscuro.
