Capítulo 10: Amigos

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Cuando el menor estuvo de acuerdo, el adulto suspiró aliviado, entrando a la sala donde todos los países estaban en reunión.

- México, no esperaba que llegaras tarde - Dijo ONU sorprendido por aquello. - ¿Volverás a tus viejos hábitos? - Preguntó de forma seria la organización.

- Ay cómo crees? Es que ariquito tuvo fiebre en estos días y hoy se levantó mejor, pero tarde - Explicaba acercandose al escritorio del celeste para firmar la presencia. - Y ninguno de mis Estados estaba libre y pues, que lo traigo a la junta, si Colombia y USA lo hacen por qué no yo? - Y ahí estaba su chantaje. ONU simplemente lo dejó pasar, era verdad aquello y además el niño podría ver lo que no debe hacer en cuanto llegue a ser un país y deba asistir a tales reuniones.

México se sentó en su sitio mientras ONU continuaba hablando de la exportación pesquera, un conflicto sureño-chino muy común últimamente.

- Ahora en silencio, si chamaco? - El niño asintió al estar sentado en el regazo de su padre, para ver cómo escribía detalles u otras cosas importantes en una libreta que ya estaba en la mesa.

Arico comenzó a ver el lugar y a los países, unos más altos y otros más bajos, muchos eran flacuchos y eso hizo reír al menor por parecer pasta. Algunos le llamaron la atención, por lo que interrumpía la concentración de su padre para saber quiénes eran.

- Papi papi - México bajó la mirada. - ¿Porqué ese señor se ve como tú? - Sin pena alguna lo señalo, y por suerte nadie lo vió.

México le susurró. - Ese señor es Italia, sale con abuelo España o salía, ya no recuerdo - Respondió, asombrando a su hijo.

- ¿Y por qué ese señor es tan alto y serio? - Señaló al soviético muy curioso.

- Ese es mi amigo el rusky, Rusia, y es alto por que tiene mucho mucho territorio - Miró de nuevo al frente, al ver que ONU comenzaba a tratar la exportación textil.

- Y y ese? - Señaló al poco conocido Tailandia, con su expresión calmada. - Parece el señor Costa Rica jaja - Sonrió y volteó a ver a su padre, que no le prestaba atención. - Papi, dime - Llamó sin efecto, por lo que comenzó a tirar el chaleco del tricolor y de paso pataleó. - ¡Papi dime! - Gritó, alargando la "e" y haciendo que todos fijen su mirada en ambos.

- ¿Hay algún problema, México? - Preguntó ONU, sin quitarle la vista de encima.

- No no, es que Arico no conoce a nadie y le da mucha curiosidad saber quienes son todos - Explicó México, tratando de calmar a su bestia infantil. - ¡ARICO YA DEJA DE CHINGAR! - Gritó ya enojado, pues su hijo no dejaba de exigir su atención..

Todo mundo presente se sorprendió por la actitud del mexicano, nunca hubieran imaginado que le gritaría,  pues siempre lo vieron cariñoso con su único hijo. Por parte del niño, se sintió algo asustado ya que su padre nunca le había levantado la voz.

- Perdón papi... Yo no, yo no quería... - México pensó "Y ahí va..." en cuanto vió que su hijo arrugaba su carita, eso significaba una sola cosa: llanto dramático.

- ONU disculpe, voy a salir un ratito - La organización lo pensó, pero lo dejó salir.

México salió para calmar a su hijo, cosa que estaba siendo bastante complicada pues el niño se estaba sintiendo muy culpable y eso empeoraba el llanto.

- Ay ya Arico, dejate de pinches mamadas, no hiciste nada malo - Le repetía, aún meciendolo para tranquilizarlo.

Estuvo unos momentos así, hasta que alguien salió de la sala junto con otro niño.

- Dejame que yo me encargo Mex - Le dijo el bicolor de pequeña altura. - A ver Venebia, dejame con el niño - El otro pequeño asintió, viendo la situación..

- Ay Tucumán, dejamelo a mi, es mi niño - Le dijo con algo de pena y molestia, pues creía que el argentino pensaría que es un mal padre.

- Dejate de joder y dame al nene, sé como calmarlo pelotudo - Tucumán era alguien tranquilo, pero algunas situaciones y la actitud de México lo desesperaban a tal punto de enfadarse.

México se rindió e hizo que Tucumán cargara al niño.

- A ver Arico, silencio - Pidió de forma amable la provincia, bajo la mirada atenta del otro niño y el adulto. Sin resultados, volvió a hablar. - ¿Le gustan las canciones de cuna? - Preguntó al norteño, sorprendiendolo pero haciendo que asienta en afirmación. - Genial, ahora andá adentro y yo cuido a los nenes - Con un brazo sostenía a Arico y su llanto descontrolado, con el otro tomaba de la mano a Venebia.

Tucumán dejó a México en el pasillo, confundido pero bastante aliviado. Se llevó a los niños a un pequeño patio del lugar, pues no eran unas instalaciones muy grandes las de Jamaica.

- Venebia, te sabes la de arroro? - Preguntó, pues creía que Venezuela le hubiera cantado.

- No señor, acaso es una serenata? - Como pensaba, la música la ponía Colombia en aquella casa.

Suspiró, para luego comenzar a dar palmadas en la espalda de Arico. - Arroro mi niño, arroro mi sol, duermete pedazo, de mi corazón... - Comenzó a cantar con un tono suave, esperando calmarlo o dormirlo. - Este niño lindo, no quiere dormir... - Se vió interrumpido por la mirada del menor, el cual estaba en silencio observandolo.

- ¿Porqué la canta mal? - Preguntó curioso, con sus ojitos brillosos por haber llorado.

- Yo no la canto mal nenito, así lo cantaban mis humanos - Respondió tranquilo, acariciando su cabello con tranquilidad.

- ¿Usted quién es? - Preguntó, pero antes de recibir respuesta vió al otro niño presente.

- ¿Por qué me miras marico? ¿Te debo la plata del mes? - Preguntó algo molesto e incómodo por la mirada del más bajito.

- Tienes estrellas - Lo señaló a la cara, bajandose de Tucumán con la ayuda del adulto. - Se te ven bonito - Le sonrió, tratando de ser amigable con el niño.

- Y y tú... Tú tienes muchos colores - Le dijo nervioso, pues se avergonzaba con los halagos.

- Sí - Respondió riendo. - Me llamo Arico Mateo, y vos? - Aquello sorprendió al tercero presente, pero también le sacó una sonrisa.

- S-soy la República de Venebia, bu-bueno a-aún no... ¡P-pero lo seré! - Dijo un poco confiado, pues quería ser como su papá.

- ¡Que chingon es tu nombre Venebia! - Dijo sonriente el norteño. - ¡Vamos a ser amigos dale! - Lo tomó de la mano y seguidamente lo abrazó, tratando de ganar la confianza del otro menor.

Con algo de duda el sureño lo aceptó y se fueron a jugar olvidando al adulto ahí presente, que había quedado conmovido por la actitud y palabras usadas de su "hermano", como también por el hermoso inicio de aquella amistad que presenció crearse.

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Notas del "Años antes":
-Arico tiene 3 años y Venebia 2
-Runia y ERÚ se encuentran en sus hogares siendo cuidado por Estados (Berlín y New Jersey)
-Buenos Aires y Tucumán son los autorizados para ir a las juntas en lugar de Argentina (simple historia de creación/importancia)

Amor a la... [Countryhumans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora