★Prólogo.

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El viaje a Egipto había terminado, todos volvieron a salvos a casa, con una que otra lesión o herida pero nada grave. Polnareff volvió a Europa junto con Avdol al parecer el francés quería mostrarle el lugar a su amigo, se veía demaciado emocionado por volver a su hogar junto a Avdol mientras Iggy simplemente no le quedó de otra que ir con los otros tres integrantes a Japón, le prometieron una pata nueva si iba con ellos, pero muy en el fondo no se quería separar de ellos.

— Me alegro por la señorita Holly —habló Kakyoin con una sonrisa que achinaba sus ojos, mirando desde abajo a Jotaro. El estado de Holly había mejorado casi al instante y todos estaban muy felices por ella, más alto solo asintió desviando la mirada y bajando su gorra, como siempre hacía.

Pero en este caso había algo inusual, Jotaro tenía las mejillas levemente rosadas.

Los cuatro usuarios de stand subieron al avión, Joestar había conseguido que permitieran a Iggy en el vuelo pero el perro tuvo que prometer comportarse y obtendría su preciado chicle.

— El viejo consiguió asientos muy separados —comentó Jotaro mirando al pelirrojo, este lo miró con curiosidad con sus grandes ojos violetas, hasta entender a lo que se refería y sus mejillas se fueron tornando rojizas.

— Oh... —susurró, intentando cubrir con su mechón parte de su rostro consiguiendo solamente cubrir su boca con ayuda de sus manos—. Por favor, Jotaro, déjame ir del lado de la ventana —se apresuró a decir. Kujo lo entendió, sabía que su cuerpo los cubriría, Kakyoin era muy vergonzoso y sabía que moriría si alguien los viera besarse.

Apenas sus amigos tenían una leve sospecha de la relación de ambos pero decidieron darle su espacio a los chicos para que ellos lo dijeran, aunque el francés casi la caga más de una vez.

El avión despegó sin problemas, ningún molesto usuario de stand los molestó en todo el viaje para suerte de ambos.

La luna se hizo presente en el cielo y cuando todos por fin dormían la pareja, o más bien Jotaro, se dispuso a seducir al amante de las cerezas.

— JoJo... —susurró en un suspiro al sentir la gran mano de su novio pasear suavemente en su pierna. Kakyoin se removia en su asiento nervioso, Jotaro simplemente miraba aburrido a otro lugar—, ahora no —rogaba que nadie despertara y los viera, odiaba pero a la vez amaba cuando el de gorra se ponía cariñoso con él, todo el viaje había sido así hasta cuando lo salvó del ataque de Dio que lo pudo haber matado, simplemente besó su frente con cariño y protección. Al recordar eso mariposas revolotearon en su estómago—. Ven —se levantó repentinamente de su lugar, con las mejillas sonrojadas bajo la atenta mirada de su pareja.

Tomó la mano del más alto guiandolo con los nervios y vergüenza a flor de piel. Jotaro se mantenía serio, hasta ver la forma en que se movían las caderas de su pareja, en un pequeño intento de seducción, naturalmente Kakyoin no era el que tomaba la iniciativa. Pero ahí estaba, llevándolo al baño de un avión a follar.

— Yare yare daze —susurró con una sonrisa.

Las horas habían pasado rápido, el avión estaba apunto de aterrizar y Kakyoin no sabía cómo ocultar sus labios hinchados y rosados, usó como pudo su bufanda para cubrirse.

— No te rías —golpeó el brazo de su novio que caminaba detrás él, al ver la pequeña desesperación por cubrirse de Kakyoin empezó a reír levemente.

— Lo hubieras pensado mejor antes de chup- —Kakyoin, totalmente avergonzado, golpeo a su novio lo suficientemente fuerte como para que se callara. El chico se agarró su estómago un tanto adolorido, lo habían apuñalado ahí y todavía le dolía.

˗ˏˋPadres Jovenesˎˊ˗Where stories live. Discover now