trois

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Habían pasado años, casi décadas.

Alastor acomodó su cabello y salió de la casa, abrumado.

Bueno, tal vez no, pero sí se sentía así. Un total de cinco semanas con Ángel, y no podía esperar a encontrárselo en el bosque alguna noche para poder descuartizarlo y escucuchar sus gritos mientras se queja del dolor.

Ya que, conociendo su estúpida carisma, haría un chiste sexual sobre ello y reiría estridentemente.

A esta altura, agradecía a Dios por los miércoles, y ni siquiera era creyente católico. O evangélico.

Entró al estudio, con su usual rutina de sacarse el abrigo y prepararse un café. Vio a su jefe junto a la ventana y frunció el ceño.

Había investigado, hablando con el jefe de Lucifer, e incluso el de Angel Dust, asegurándose de que su único amigo en todo el mundo no le hubiese mentido.

Pero en ninguna, absolutamente ninguna parte mencionaba al italiano y al supuesto podcast lascivo.

–Lucifer– Llamó, caminando hacia él.

–¡Al! Amigo, ¿viste como subieron los ratings?– Fue interrumpido por una mano que agarraba el cuello de su camisa y lo cinchaba.

–Me han informado, y de hecho yo he comprobado, que no existe tal cosa como un podcast para adultos aquí– Sonrío, sabiendo que su amigo lo odiaba cuando hablaba seriamente y sonreía.

–Eh, mira, puedo explicarlo– Tartamudeaba el mayor, agarrando la mano del castaño y pudiendo soltarse del agarre.

–Y eso espero que hagas.

El rubio respiró hondo, buscando sus palabras.

–Nunca hubo una recomendación de un jefe, como ya sabrás, fue de un amigo llamado Vox, él siempre tiene buenas ideas y pensé que serviría.

–¿Y no pensaste en consultarme?

–¡Sabría que dirías que no! Además, estaba funcionando tan bien, ¡y aún lo está!

–Eres un pedazo de idiota, Luci.

–Perdóname, por favor, sabes que lo hice por el bien del negocio.

–No sé si pueda, más de un mes de trabajo con ese desgraciado y todo fue una mentira.

–Por favor, eres mi mejor amigo.

Alastor alzó una ceja, admirando lo patético que se veía su amigo.

En el fondo, sabía que él no sentía ni la mitad de lo que decía. Ya había usado esos métodos de manipulación en otras personas, ¿qué lo hacía diferente?

Se mordió el labio, tratando de no estamparle un golpe. Eran mejores amigos, eso era diferente. Él era de las únicas personas a las que salvaría de un apocalipsis.

Suspiró, tratando de alejar toda la rabia que sentía.

–Está bien, pero vuelves a hacer algo así y te juro que te mataré– Dio media vuelta y preparó el escritorio.

–Bien, genial, yo iré con Lilith, diviértete– Salió del estudio apresurado, causando disimuladas risas en el menor.

Se sentó y, justo cuando estaba por prender el micrófono, tuvo la mejor idea de su vida.

Comenzó el podcast con naturalidad, feliz de no tener a nadie quien lo interrumpa o cambie de tema. O haga chistes lascivos. O hable de cualquier cosa.

Eran solo él y el micrófono. Se sintió libre de expresarse, y así lo hizo.

–He notado que muchas personas están amando la pequeña colaboración con Angel Dust– Dijo, al haber pasado casi la mitad de la grabación.

El estudio tenía redes sociales, y el programa más votado siempre era Nighttime Podcast, que justo ocurría de ser el suyo. Había leído millones de comentarios de gente pidiendo más interacción con Angel Dust.

–Pero, entre ustedes y yo, deberían verlo aquí en el local –rió, acercándose al micrófono–. Sinceramente, no debería estar aquí, su nivel intelectual es tan bajo que ni siquiera lo entiendo.

Aprovechando la soledad, se confesó.

Confesó lo mucho que le molestaban sus comentarios, su forma de vestir, su carácter, su humor.

Él era todo lo que evitaba en una persona. Y por fin podría decirlo.

Ya no había contrato, jefe o castigo.

–¡Y las botas! En vida real es muchísimo más bajo, incluso luce tan insignificante como lo es en realidad– Sonrió, sintiéndose libre.

Su trabajo no estaba en riesgo, Ángel trabajaba a estas horas y Lucifer ya se habría dormido. No habría nadie a excepción de sus oyentes comunes.

Y no se dio cuenta de lo mucho que había pasado criticando a Ángel hasta que el reloj marcaba los 25 minutos restantes.

–Lo siento, debí haber perdido la noción del tiempo, ¿dónde estábamos?– Buscó en sus hojas y encontró el horario.

Siguió comentando las noticias con tranquilidad, como si su pequeño ataque de ira hacia el menor jamás hubiera pasado.

Terminó con los éxitos musicales, más feliz que nunca al trabajar. Giró en su silla y miró al techo por unos segundos.

Apagó el micrófono, los auriculares y las luces.

Dejó que la oscuridad lo acompañara un poco, rememorando sus recientes acciones y sonriendo.

No podía esperar a acostarse siendo libre de todo lo que lo retenía.

Tarareó su canción favorita y danzó alrededor de las sillas y mesas, riendo de inmensa felicidad.

Estaba seguro de que se veía loco, pero de todas formas, todo el mundo está loco en el fondo. Qué más daba.

Abrió la puerta y se marchó, sin poder evitar los pequeños y repentinos saltos que a veces daba.












...

Es re corto pero bueno che.

Btw, esta historia no va a tener muchos capítulos, so, es0.

Little Misfortune era una tarada y apenas escuché a Mr. Voice sabía que era Alastor.

Man, en serio, Misfortune tenía unos problemas de bestialismo 😳😳.

anygays, bye.

Nighttime PodcastHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin