24 De Diciembre

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-¿Qué te parece si llevamos este pavo? Es pequeño, pero para los cuatro debería ser suficiente

Haru se quedó observándolo en silencio. La noche anterior habían logrado terminar con la decoración interna de la casa a una hora tardía, provocando que todos se quedaran dormidos esa mañana, no es que tuviera un problema con eso; se había ganado un buen descanso después de días y días horneando diferentes postres especiales a pedido para prácticamente todas las familias del lugar, órdenes que lo dejaron demasiado mareado…pero ahora era diferente, desde ese momento su única prioridad era preparar algo sumamente especial para su cachorro y sus invitados. Así es como se había decidido a salir para comprar todo lo necesario para la cena de Nochebuena y cómo el amable alfa se brindó para acompañarlo; una cosa había llevado a la otra y pronto los niños también se sumaron a la salida.

No quería ponerse a pensar en eso más de lo necesario, pero ellos dos y los niños que empujaban el carrito de compras por el pasillo del supermercado…parecían conformar una verdadera familia…

-¿Haru-chan?

-Quítale el –chan, Makoto- pronunció casi al instante, era consciente de que no era la primera vez que se lo decía, pero el castaño no podía evitar llamarlo de esa manera…era algo íntimo entre los dos y lo hacía sentirse cercano

-Sí, sí. Entonces ¿Qué dices?

-Nunca he cocinado uno- confesó después de dar un suspiro…no quería desilusionarlo, pero mentirle cínicamente no era una opción aceptable –Aunque no parece ser tan difícil

-Si no estás seguro…

-Lo haré. Seguro que a Hajime le gustaría probarlo por primera vez

-Niños, llevaremos esto- anunció Makoto y al instante los dos pequeños corrieron en su dirección a toda velocidad –Cuidado- advirtió ayudándolos a frenar y sonriéndoles a ambos con cariño –No quiero que se vayan a lastimar

-Sí, papá

-Sí, Tachibana-san

-¡Que rico! ¿Cenaremos pavo?

-Haré mi mejor esfuerzo, Tadashi- pronunció el omega despegando su mirada de su lista de compras para fijarla en los ojos llenos de admiración que lo contemplaban en esos momentos

-Seguro que usted puede hacer lo que sea, Nanase-san; su comida es deliciosa

-Sí, mamá, tú puedes y yo también quiero probar un pavo de navidad

El pelinegro mayor asintió tímidamente y Makoto se dio cuenta con solo mirarlo a los ojos que se encontraba algo incómodo con tanta emoción dirigida en su dirección, por lo que revolviendo rápidamente los cabellos de los niños para llamar su atención, les encomendó una pequeña misión que para él era bastante importante:

-¿Por qué no buscamos bastones de dulce ahora?

-¿De verdad podemos?- preguntó Tadashi mirando a su padre más que feliz; por principio adoraba todas las cosas dulces así como cada Tachibana que conocía, lo que complicaba un poco el acto de guardar caramelos en esas épocas cuando visitaban la casa de sus abuelos porque sus tíos eran los más adictos a los dulces y aunque su padre le cedía siempre su parte, el pequeño no lo veía nada justo

-Claro. Vayan ustedes, los esperaremos justo aquí

Hajime y Tadashi corrieron alegres pues ¿a qué niño no le gusta un poco de dulce para la época más mágica del año? Ellos en definitiva no iban a ser la excepción, además de que los habían visto en un pasillo cercano. No tardarían mucho en volver y continuar con esa salida familiar que estaban disfrutando…menos mal que habían alcanzado a oír los planes de los adultos esa mañana antes de que se fueran sin ellos.

-No te pongas nervioso, Haru- pidió suavemente tratando de conectar sus miradas, pero el omega era terco y desviando la mirada, respondió en un susurro:

-No lo hago…lo lograré

Tal pareciera que trataba de convencerse más a si mismo que al contrario, pero entre salir de su zona de confort en la cocina y pasar tiempo a solas con el ojiverde, sus nervios estaban en su punto máximo de quiebre y no quería imaginarse como iba a estar esa noche si seguía de la misma manera.

-Sé que sí. Y a propósito ¿Qué suelen cenar ustedes en vísperas de navidad?- preguntó tratando de hacerlo pensar en otra cosa

-Pescado asado. Caballa para ser más específicos

-Vi mucho pescado congelado en tu refrigerador, pero no creí que les gustara tanto, supuse que solo habías dado con una oferta especial o algo por el estilo- era amable solo por decirlo de esa manera, pero hasta el pelinegro estaba al corriente de que tenía una especie de problema con su gusto desmedido por la carne de ese pescado en específico, se esforzaba mucho por mantener una dieta balanceada para él y sobre todo para su pequeño hijo, pero de más está decir que cada tanto el gusto les ganaba

-La caballa era mi alimento favorito cuando era niño, recuerdo que mi abuela me lo preparaba cada vez que me sentía triste o cuando tenía problemas, pero cuando estuve embarazado de Hajime se convirtió casi en una obsesión…creo que los volví locos a todos, así que no me extraña que a mi pequeño le guste tanto como a mí. Se supone que es para ocasiones especiales, pero con la excusa de que cada momento es especial, lo comemos casi todos los días

-Vaya…eso es un poco más de lo que sabía de ti esta mañana- comentó Makoto empujando el carrito para ir al encuentro de los niños que venían cargados con más golosinas de las que iban a necesitar en tres o cuatro navidades -¡Estoy feliz!

-No te…emociones- susurró avergonzado siguiéndolo por el pasillo





Querido Santa (MakoHaru) OmegaversoWhere stories live. Discover now