Capítulo único

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El repiqueteo de unas castas pezuñas se dejaron escuchar con un amplio eco temerario que desafiaba toda autoridad, sin haber entrado a la iglesia todavía, permaneciendo en el abandonado camino de piedra que había antes de entrar. Sus ojos rojos inyectados en sangre penetraron la presencia humana que, desde el altar, lo miraba con un terror absoluto, temblando con disimulo para mantener su autoridad. Los pasos siguieron, con más amenaza, con más cercanía, con más intensidad. Entrando en aquella iglesia maldita y abandonada de Dios como si fuese su propio santuario en el mismísimo infierno. Sus alas rojas con una membrana fuerte y elástica se extendieron para dar una intimidación mayor, a la vez que agrandaba su presencia y poderío, ejerciendo y exigiendo aquel terreno como vuelta a su propiedad, pues lo consideraba suyo, y de nadie más. Su ceño fruncido se vió opacado por un gesto de sorpresa mientras su cola endemoniada se movía de un lado para otro con una apacible tranquilidad. Llegó a la cuarta, tercera, segunda fila de asientos de madera, y miró al gran pastor, vestido de negro que lo miraba fijamente, sin cambiar su expresión de entre pánico, temor, y quizás algo de parálisis. Extendió su brazo en dirección al hombre, con la palma tensa y extendida, los tendones marcados, y casi parecía que intentaba romperse la mano, de su palma salió un brillo blanquinoso y después un símbolo de magia negra se vió reflejado en rojo justo delante del pastor, quién retrocedió varios pasos con temor y abrió los ojos en shock pensando que iba a atacarlo, mientras una gran ráfaga de aire emergía de lo desconocido, desconcertado más la presencia humana, pues los candelabros, las velas de las ofrendas y las vírgenes se apagaron dando una terrible sensación de oscuridad y libertad para los espíritus malignos. Y el único rayo de luz, fue el que permaneció iluminando el altar con la luz de la luna llena sobre sus cabezas.

- Saludos, pastor Craig~- el viento se disipó de golpe y el círculo maligno, que también era uno de los pocos puntos de luz que había en aquella iglesia, se redujo lentamente hasta casi su desaparición. El mismo que acababa de ser mencionado abrazó la santa Biblia como si fuese su salvación.- Volví a casa... Tal y como prometí que lo haría...

- La casa de Dios no acepta ninguna presencia maligna en sus cuatro paredes, desaparece inmediatamente de aquí- su tono áspero sonó con el ceño fruncido y un eco frío que aterró a todas las almas purificadas que rondaban la iglesia con el amor a su santo pastor.

- Ésta no es la casa de un ente falso, desamparado y mentiroso...- su tono calmado horrorizaba al azabache, pero no lo iba a admitir físicamente- Éste es mi hogar...- parpadeó y sus ojos rojos brillaron con un retintineo temerario, sus alas se movieron ágiles y volaron hacia la presencia que para él, era su figura y referente paternal- Y vos... esperaste todo este tiempo mintiendo a los demás para sobrevivir en un mundo donde el pecado está en las cosas más insignificantes como lo son el amor que siente por mí- lo miró fijamente y se arrodilló ante él- Padre, mi señor, pastor Craig, es usted el hombre que me ha criado y que ha controlado mis instintos más impuros... ¿Es cierto que usted reniega de mi presencia ahora?- tomó sus manos, el pastor dejó caer el gran libro sagrado al lado del demonio cuando esté lo obligó a agacharse ligeramente para responder aquella pregunta y aferrar sus manos como si fuese la salvación.- pastor Craig... Usted que me ha dado nombre, usted que me ha criado, que me ha educado, que le he servido desde que aprendí a fingir, desde que aprendí a hablar... ¿Usted, no me quiere?

El azabache se liberó de su agarre con brusquedad y tomó la santa Biblia entre sus manos, alejándose del diablo con una mueca de asco en su expresión.

- Jamás sería capaz de criar a un fiel del diablo como tú- respondió con asco en su tono de voz nasal, no había arrepentimiento en su voz, pero si en sus ojos, pardos y plácidos, felices de volver a ver aquella maligna figura delante de él.

- Padre...- su tono sonó roto- ¿Por qué?- replicó con impotencia, sintiéndose realmente mal por ser abandonado por la persona que lo crió, lo enseñó a hablar, a volar, a caminar, y a pesar de todo lo que sucedió... Ahora lo dejaba abandonado después de ayudarlo a partir en su gesta para reencontrar sus raíces en el infierno.- ¿Fue usted embrujado por el Dios mentiroso?

138.- Destino (Creek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora