Tal vez era primera vez que veía a Chuuya reír de esa manera. Sobre todo en las últimas semanas, las cuales habían sido pesadas y estresantes, y en una gran parte había sido por su culpa.

—‌ Dios... te juro que les quise dar una oportunidad a tus tostadas con huevo pero esto está espantoso —‌ El puente de su nariz se frunció con desagrado.

Dazai sonrió ante el gesto porque realmente él lo sabía de antemano, y porque la mueca de desagrado de Chuuya se asemejaba a la de un gato enfurruñado.

Cuando el desayuno llegó a la suite, Chuuya, luciendo realmente relajado, y con una voz suave preguntó:

—‌ ¿Podemos comer en el sofá?

Dazai desvió su mirada del carro de servicio en el cual estaba toda la comida y observó al pelirrojo. Sus ojos se veían tranquilos, pero ambos sabían que si luego debían hablar de aquello que debían resolver, era mucho mejor hacerlo en un lugar cómodo.

—‌ Podemos comer donde tú quieras. —‌ suspiró —‌ Siempre y cuando no ensucies nada, niño.

Chuuya sonrió satisfecho e ignoró lo último. Y al pasar unos cuantos minutos, ambos estaban acomodados en el sofá con su desayuno sobre la pequeña mesa de centro.

Dazai había elevado un poco más la temperatura de la suite, pero aún así, le ofreció una manta a Chuuya, la cual aceptó con gusto.

Así que... allí estaban; conociéndose por primera vez.

—‌ ¿Cuándo cumples los treinta? —‌ preguntó con las mejillas llenas de un cupcake que había simplemente adorado.

—‌ El diecinueve de junio. —‌ respondió dando un sorbo a su café —‌ ¿Y tu cumpleaños es...?

—‌ Veintinueve de abril.

Dazai asintió y guardó aquella información en su memoria.

Y así siguieron, entre pequeñas risas y Chuuya asombrándose cuando su paladar se deleitaba por las cosas nuevas que probaba.

Dazai se enteró que Chuuya prefería las cosas dulces, lo romántico, y ambientes tranquilos y domésticos ante que las fiestas o lugares con demasiada gente. A pesar de eso, admite que sus poesías favoritas siempre terminan siendo aquellas que son hermosas y producen un sentimiento de angustia y nostalgia a la vez, razón por la que su estilo también es así. No bebe ningún otro tipo de alcohol que no sea vino; a pesar de que su sistema no lo soporta bien. Es fumador social, por lo que solo se le ve con un cigarrillo en los labios cuando está compartiendo en alguna junta con amigos. Chuuya sabe hablar francés, ya que su padre lo era, y su tío Arthur también, el cuál es su única familia junto a Kouyou.

Chuuya se enteró, entre un tono algo sarcástico, que Dazai realmente es una persona con mucha ansiedad, y no el hombre frío que aparenta ser. Se preocupa mucho de su trabajo, y de las personas que trabajan para él, sobre todo sus amigos. Su vida siempre fue rápida y complicada, desde sus estudios, hasta el día de hoy, en donde siempre se ha mantenido sobresaliente. Dazai odia los perros, a lo que Chuuya hizo una mueca sobre-actuando lo ofendido que se había sentido por aquello. Dazai es una persona políglota, además del japonés sabe hablar perfectamente el inglés, chino mandarín, y ruso. Dazai es sobrino de Mori, y Mori era hermano del difunto padre de Dazai, el cual murió luego de una profunda depresión por haber perdido a su esposa en un parto de un hijo que lamentablemente, tampoco vivió, ni alcanzó a conocer a su hermano mayor Osamu, de seis años en ese entonces, una historia realmente trágica; Pero que Dazai admite no recordar mucho... O mejor dicho, no querer recordar por su propio bien.

uncontrolable • Soukoku • FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora