Interesting

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Chuuya iba bajando por las escaleras cuando se vio obligado a frenar sus pasos; Kouyou y Dazai se estaban besando en la sala de estar ¡Y apenas eran las 9:00 am!

Rodó sus ojos y siguió su camino hasta la cocina. Su sábado se había arruinado desde ya, y lo mínimo que podía hacer era hacerse un buen desayuno.

— Hey, Chuuya ¿Acaso no vas a saludar?

La voz de su hermana le hizo frenar sus pasos nuevamente.

Tomó una gran bocanada de aire, contó hasta cinco, y botó el aire contenido. Volteó y le regaló una forzada sonrisa a ambos mayores.

— Buenos días, Ane-san — se dirigió a su hermana. — Buenos días, Dazai — habló entre dientes.

— Buenos días Chuuya-kun — saludó el castaño de vuelta. Con aquella sonrisa falsa que Chuuya tanto odiaba.

— Qué sorpresa verte por aquí tan temprano — dijo el pelirrojo con inexistente entusiasmo.

Y es que, desde lo ocurrido en aquella trattoria, Dazai había hecho de las suyas y le había dicho a Kouyou que él y Chuuya habían congeniado perfectamente.

Desde luego el pelirrojo no tuvo el corazón para decirle a su emocionada hermana que todo aquello no era más que una fantasía, y se vio obligado a tratar a Dazai como si realmente se llevaran bien. Lo peor de todo es que desde ese día, Kouyou insistía en que Dazai visitara con más frecuencia la casa.

Dazai se encogió de hombros.

— Amanecí de buen humor y hoy es mi día libre, así que vine a ver a Kouyou — se permitió darle un suave beso en la mejilla de la mencionada.

— Ya veo... — habló Chuuya, notando a su hermana más entusiasmada de lo normal — ¿Saldrán a algún lugar?

— Dazai y yo desayunaremos fuera. — anunció Kouyou.

Chuuya elevó sus finas cejas.

Y Dazai inevitablemente pensó en que era primera vez que veía esa expresión en el menor.

— Genial — animó Chuuya con sarcasmo.

— ¿Quieres venir con nosotros? — preguntó Kouyou amablemente.

— No lo digas ni de broma. ¿Ésto es un tipo de cita, no? No sería correcto que fuera.

— ¿Lo ves querida? Te dije que Chuuya-kun lo entendería — habló sonriente.

Chuuya sintió su ceja derecha temblar en un tic con insistencia.

— De todas formas debía preguntarle — contestó — Por cierto, ¿Tienes alguna tarjeta de presentación?

— Oh, si, claro querida — en seguida Dazai buscó en su tarjetera, extendiéndole a Kouyou lo que le había pedido.

Por supuesto, Dazai sabía el por qué, no como Chuuya que se vio realmente extrañado cuando su hermana mayor le extendió la tarjeta de presentación de Dazai.

— ¿Y para qué yo quiero ésto? — En una rápida mirada, Chuuya pudo notar el nombre, el lugar de trabajo, y los datos de contacto de Dazai.

— Mi celular está en mantenimiento. Quiero que guardes el número de Dazai. Si quieres comunicarte conmigo deberás llamarle a él.

— Oh...

— Bien, subiré por mi bolso, me haré algo de retoque y nos vamos — anunció Kouyou.

Chuuya y Dazai vieron a la mujer desaparecer por las escaleras y en cuanto quedaron completamente solos, el pelirrojo no perdió el tiempo para encarar al castaño.

uncontrolable • Soukoku • FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora