Quimera

28 3 0
                                    

Hice muchos amigos en mi primer día. Desde que entré, todo el mundo me adoraba. No paraban de repetirme que tenía algo especial, un carisma único. ¿Sería por mi acento? Podía ser porque les hacía mucha gracia. ¿Podía ser por mi forma de ser? También. Me decían que era una de esas personas que una vez que se cruzan por tu vida nunca quieres que se alejen. 

Me dijeron muchas cosas bonitas y me acogieron como si fuera uno más. La clase trabajó a fondo para que yo me sintiera uno más y no sentirme solo. Me entretenían en mis primeros recreos, se interesaban por lo que me gustaba, querían saber de mí...

Y me sentí querido. Tardó una semana pero sentía que ya tenía mi lugar aquí, que toda mi clase me quería, y que tenía muchos amigos en poco tiempo. No iba a estar solo en ningún momento. Y por eso le estoy agradecido a 4ºC.

¿Te hubiera gustado leer eso? Ja. No vivimos en un cuento de hadas donde estas cosas pasan. Los primeros días me hundieron en la miseria, me arrastraron a la oscuridad, me enterraron vivo. Quería gritar pero no dije nada. Era una tortura. Y lo sigue siendo.

ANSIEDAD Y CAOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora