Capítulo cuarenta y cuatro: Regreso.

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La miro con ojos pesados, ella sabe que me gusta que me digan las cosas directamente y que no me dejen esperando como un idiota—. Eso no es lo que me quieres decir ¿Qué es? —no aparto mis ojos de su semblante. Su nerviosismo es evidente y el nudo en su garganta es vívido. Puedo escuchar su corazón, oler su sangre y detectar la potencia con la que corre por sus venas. No puede esconder nada de mi.

Se le es difícil verme directamente a los ojos, adopto una posición más relajada y ésta suelta el aire contenido, su aliento caliente choca contra mi piel—. Leander... —sus ojos se cristalizan, ella batalla para no llorar. Aprieto la quijada esperando lo que tanto quiero, que se trague las lágrimas y cambie su semblante, que se olvide de su dolor y lo guarde para que no sea visible. No aparto la mirada, la clavo con más intensidad. Cuando cierra las ojos, los vuelve a abrir  y no veo humedad en ellos es como si una explosión de victoria explotara en mi interior. Puede que sea algo pequeño, pero es un diminuto avance de un enorme cambio. Todavía veo tristeza en su mirada, pero iré trabajando en eso poco a poco—. No puedo dormir —dice con un hilo de voz.

Su necesidad hacia mi hace que me trague una sonrisa. Al crear un vínculo más fuerte con la bruja tengo más capacidad de sumergirme en su cabeza, tengo la posibilidad de que me deje entrar con más profundidad. Cuando lo haga, seré yo quien mueva los engranajes de su cerebro, yo seré su conciencia y sus pensamientos. Mi interior se remueve cuando la adrenalina comienza a brotar, si mi plan no falla Lillai será más poderosa y peligrosa que su magia.

Ladeo la cabeza con lentitud, obligo a la mujer a que mantenga su mirada sobre la mía—. Quiero escucharte decirlo —el sonido de mi voz es parecido al de las balas cuando atraviesan el aire hasta impactar contra la piel de mis objetivos.

Aprieta sus labios, yo los observo y luego paso mi mirada a sus ojos. Mi mirada insistente y oscura la hace hablar—. ¿Podrías dormir conmigo esta noche? —se remueve incómoda y sostiene con fuerza la sábana de la cama entre sus manos. Sus nudillos toman el color blanco y aparta la mirada.

—No responderé si lo haces con tanta debilidad—el sonido seco de los látigos llega a mis oídos, el dolor se expande por mi espalda y abraza mis hombros. La sangre tibia era lo único que me reconfortaba—. Mírame y repítelo —el látigo vuelve a ser lanzado y mi respiración agitada hace que se me sea difícil hablar. Escucho como arrastran el mortal látigo por el suelo, eso solo significaba una cosa; si respondía incorrectamente impactaría contra mi espalda desnuda una vez más.

—Quiero que duermas conmigo esta noche —no es una pregunta, es una pequeña orden que me hace sonreír. Los látigos se detienen cuando el agresor logra lo que quería.

—Era lo que quería escuchar —espero que la seguridad que ha usado para responderme la utilice en el mundo exterior contra toda esa gente. Quiero que su carácter crezca tanto que pase de hablarme con fuerza a ser capaz de quitarle la vida a alguien para defenderse. Lillai mantiene su mirada fija en la mía, mi sonrisa flaquea e inesperadamente ella envuelve sus brazos alrededor de mi cuello. Mi ceño se frunce.

—Gracias.

Siente mucho, sus sentimientos es otro punto con el que tengo que trabajar. En combate, sus emociones no sirven de nada y lo más que hacen es atrasarnos, aturdirme y hacerla más débil. Ésta mujer será un trabajo difícil, pero la dificultad solo lo hace más emocionante y divertido.

(...)

La forma en la que el sol quema a través de mi ropa, hace que sude de manera excesiva. No solo el calor me molesta, pero también como Lillai camina; que es extremadamente lento. Su fiebre no se ha ido completamente y las altas temperaturas hacen que su cuerpo se agobie. Busco con párpados pesados un lugar en donde Lillai pueda tomar agua, refrescarse y comenzar a caminar de nuevo. Me centro en un local abandonado, tomo a ambas inútiles de los brazos y las llevo a la parte trasera del local.

La Magia En Ella [#1]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora