Capítulo 7: Que Gane La Mejor Estratega.

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-Te dije que no me subestimaras.

-¡¡!!

-¡Winry!

-Abuela, ve abajo y trae una cuerda, ¡Rápido!

Confundida, Pinako corrió a la planta baja para traer lo que le había pedido su nieta. Winry sacó la pistola y le apunto a Sandra en la cabeza.

-No... Creo... Que... Tengas el... Valor.- dijo entre jadeos.

-He disparado antes para proteger a la persona que amo. Quien dice no haría lo mismo para proteger a mi familia entera.

Cuando llego Pinako, se encargaron de someterla. En cuanto la tuvieron bien asegurada, la encerraron en una de las habitaciones. Winry llamó a Edward para informarle de la situación.

-Me alegra que estés bien.- dijo mientras soltaba un suspiro de alivio.- no tarda en llegar alguien para cuidarlas.

-Si, gracias. ¿Ya llegaste a Ciudad Central?

-Aún faltan como dos horas de camino.

-Me avisas cuando llegues por favor, Ed.

-Lo haré, cualquier cosa me llamas enseguida.

Edward colgó el teléfono, vio como el paisaje iba cambiando lentamente conforme se iba acercando a la ciudad. Tomó su reloj de bolsillo y vio la hora ansioso.

Me alegra que Winry haya podido hacer algo por su cuenta, solo queda esperar a que lo otro se resuelva.- con lo otro se refería a la eminente guerra que se estaba comenzando a crear en el norte.

-Bien, abuela, Edward me dijo que no tardaría en venir alguien para ayudarnos.

-Maldita.- dijo Sandra que aún estaba bajo la influencia de la anestesia.- te dije que no hicieras nada raro.

-Y no recuerdo haberlo prometido.- dijo con una sonrisa.- ahora dime, quienes están contigo en esto.

-Quién sabe, no recuerdo haberte dicho que contestaría tus preguntas.

-Tch.

-Winry, déjala, solo nos queda esperar a que vengan a llevársela.

-Tienes razón.

Se fueron de la habitación y dejaron sola a esa mujer. Pasaron las horas y el cielo se volvió oscuro, ya era pasada la madrugada cuando Sandra escucho como alguien intentaba escalar para llegar a su ventana. Cuando se asomo su hija, Claire, le hizo señas para que entrará.

-Madre, estaba preocupada por que no llegabas a casa.- le dijo en un susurro.

-Hija mía, no te preocupes. Esto puede servir, ve a buscar a Edward Elric a Central y traelo, tu padre se puede encargar de la supuesta persona que vendrá a cuidar a Winry y a su abuela.

-Entendido.

Claire salió por la ventana y comenzó a correr hasta la estación de tren.

Mi madre es inteligente y astuta, puede ver todos los posibles escenarios y para todos crea un plan antes de que suceda. Mi padre tiene la fuerza de 10 hombres, casi inhumano. Yo tengo agilidad y velocidad, además de que puedo abrir cualquier cerradura y esas cosas. En cada misión nos cambiamos de identidades, por eso a veces es difícil que nos contraten, solamente una cierta cantidad de gente selecta nos conoce y hasta ahora no ha habido misión que no completemos. Nos conocen como The Sound Of Silence... Sin embargo, en esta misión... Nunca en mi vida, había sentido un sentimiento tan extraño, de hecho, nunca había tenido contacto con otras personas y aunque solamente he cruzado un par de palabras con el chico rubio, no pude... No pude evitar enamorarme de él. Se que es una ley entre asesinos que no nos enamoremos de nuestras víctimas, pero... No puedo sacármelo de la cabeza... Quisiera... Quisiera...

-Claire.- escucho una voz desde el radio que colgaba en su cintura.

-Te escucho padre.- lo tomo entre sus manos y después de no ver a nadie en los alrededores que pudiera escucharla, le contesto.

-Hija, los planes cambiaron, tenemos que cargarnos a toda la familia. Ve tras Edward Elric y mátalo en el camino, nosotros en cuanto terminemos aquí te alcanzaremos en Central para matar a los demás.

-P-pero padre... ¿Por qué?

-Están ganando cada vez más apoyo, el señor Kimblee, nos ha ordenado matarlos.

-... Esta bien padre.- contestó resignada, se recargo en la pared y comenzó a llorar, no quería asesinar al primer hombre del que se había enamorado.

Para todos, la larga noche se había vuelto día.

Al fin he llegado a Central.- pensó Edward mientras levantaba la mirada. Hace un tiempo que no estaba por ahí, así que sintió algo de nostalgia.

-Bienvenido, enano.

-En serio, de tanta gente que pudo haberme dado la bienvenida, tenías que ser tu, idiota.- dijo con fastidio, volteo a ver al hombre de cabello corto azabache.

-Créeme que mientras que tu no estabas, han bajado mis dolores de cabeza.

-Ese no es mi problema, Coronel Mustang.

-General de Brigada Mustang, por favor.

-Para mi sigues siendo el mismo idiota.

-Hola Edward.- salió detrás de Mustang, la Teniente Haweye, con una sonrisa cálida en los labios.

-Hola, es un gusto verla.- le estrecho la mano.- Ahora, a lo que vine, vayamos al Cuartel para ofrecer mis servicios como alquimista al actual Fuhrer.

-Pensé que venias como estratega.

-Abandone todo eso, pero aún conservo mi título como alquimista nacional, así que.. Como tal tengo que apoyar en esta difícil situación.

-¡Si señor!.- dijeron al unísono, orgullosos de escuchar hablar de esa manera a Ed, en otros tiempos, seguramente hubiera actuado como todo un engreído, pero ahora... Se comportaba como alguien digno de seguir.

Subieron al automóvil que los estaba esperando afuera y comenzaron a avanzar con dirección al Cuartel General.
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¡Hola!
Espero que les guste el capítulo de esta semana.
Y pues...
¡Nos vemos en la siguiente!

Polos Opuestos II: El Fuhrer y el Alquimista (FINALIZADA) Where stories live. Discover now