¿Crees en el destino?

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— Es inútil. ¿En que estoy pensando? Es claro que jamás la encontraré — suspiró para luego guardar la foto de yacía un año de su encuentro.

Y así pasaron más y más años.

Dahyun ya se había rendido, había perdido toda esperanza de encontrar a aquella chica. Así que comenzó a abrirse y conocer a más personas. De todas formas, a esa pelinegra no la conocía.

Ya cinco años después de aquel acontecimiento, cuando Dahyun tenía 16 años, fue que conoció a una chica que le llamó bastante la atención.

Era muy hermosa; tenía el cabello castaño, un poco largo y era japonesa. Su primer encuentro fue en la fiesta de su hermana mayor, Sana, la cual había invitado a aquella chica porque, aunque recién había ingresado a su mismo colegio, ya que se había vuelto muy cercana a ella.

Dahyun y Momo hablaron casi todo la noche. Tuvieron buena química y entre risas y chistes, ambas consiguieron el número de teléfono de la otra.

Kim ya casi no pensaba en la chica de la foto, sinceramente se había rendido; había un 0.1% de probabilidad de que pudiera conocer a aquella misteriosa, e increíblemente hermosa, pelinegra. Así que, como dije anteriormente, se rindió y comenzó a salir con la amiga de su hermana.

— ¿Saldrás con ella? — Le preguntó riendo Sana lanzándose a su cama con su mirada en Dahyun

— Sí, realmente me parece una chica muy interesante y linda. Creo que podría darme una oportunidad con ella — comentó Dahyun mordiendo su labio inferior sin borrar su sonrisa

— ¿Y qué hay de la chica de la foto misteriosa? — preguntó.

Dahyun le había contado a Sana hace algunas semanas sobre aquella foto.

Le contó que la había guardado todo este tiempo con la esperanza de algún día encontrar a aquella persona que con solo una simple y pequeña foto, la había hecho sentir miles de cosas hermosas.

— Supongo que si el destino quiere que me reencuentre con ella, pues será bienvenida. Pero sinceramente no creo en eso, así que solo me concentraré en mi presente, y lo que tenga que pasar, pues bien, que pase — se encogió de hombros dando fin a la conversación. Sana rió

Esa pequeña cita entre Dahyun y Momo, fue el inicio de un hermoso romance.

Apenas tenían 17 años, sin embargo ya sabían que se amaban y lo harían por mucho tiempo más.

Uno, dos, tres, cuatro hasta cinco años pasaron para que Hirai Momo le propusiera a su novia, Dahyun, que se casara con ella. Kim no lo podía creer; se sentía la mujer más afortunada del universo.

Aceptó gustosa y dos meses después se casaron. Ambas estaban sumamente felices con su matrimonio, e incluso más cuando sus familias las aceptaron sin ninguna objeción.

Se amaban, simplemente lo hacían, y no encontraban otra palabra mejor para describir aquel sentimiento; amor.

Así que terminaron la universidad, comenzaron a trabajar y luego se mudaron juntas.

La casa, si bien es cierto no era la más cara ni lujosa, era espaciosa y acogedora. Tenía un hermoso y elegante color crema por fuera junto con una puerta de madera que, para la opinión de Dahyun, le daba ese toque elegancia que le fascinó desde el primer momento.

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