🎄 Ishizaki Ryo. 🎄

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🎄 Especial de Navidad. 🎄

🎄 Perdido en Navidad. 🎄

— ¡No puedo creer que lo olvidaras! — alzó la voz enfurecida mientras observaba fijamente a su esposo. — ¡Te pasas, Ishizaki Ryo!

— N-no fue mi c-culpa, q-querida. — habló nerviosamente y cada vez se alejaba de ella, asustado. — Es-taba ocu-pado y no lo vi.

— No lo viste... ¡¿No lo viste?! ¡¡¿NO LO VISTE?!! ¡SI ESTABA AL LADO TUYO! — ahora si estalló mucho más enfurecida. — ¿¡A que padre se le ocurre dejar a un niño en el supermercado en plena Navidad!?

— Emm... ¿A mi? — respondió dudoso y riendo nervioso.

— ¡Si! ¡A ti! — volvió a gritar mirándolo fulminante. — Sube al auto. ¡AHORA!

El hombre corrió obedeciendo a su esposa súper asustado de que esta lo golpeara, se sentó en el asiento del copiloto y se puso el cinturón, estaba tan asustado que ya le sudaban las manos y hasta temblaba, no fue su culpa de perder a su hijo, lo que pasa es que el salió con su hijo a comprar un hermoso regalo para su esposa para Noche Buena que sería hoy mismo pero se entretuvo viendo unas revistas de fútbol y le dijo a su hijo que se quedara allí, pero como siempre no le obedeció.

Lo buscó por todos lados pero no lo encontró, pensó en llamar a sus amigos pero le dio algo de vergüenza, no solo porque haya sido un padre irresponsable, sino porque todos estarían con sus familias, así que acudió a lo último que le quedaba... Su esposa.

Aunque pensándolo bien no fue buena idea ya que esta estaba toda feliz preparando todo con sus dos hijas, hasta que llegó y la mujer al no verlo con su hijo, estalló.

Ishizaki paso unas de sus manos por su frente aperlada en sudor, a pesar de estar nevando se sintió muy acalorado y nervioso, dio un largo suspiro y trató de tranquilizarse... No duró mucho ya que escuchó la puerta del piloto abrirse.

— Ya volvemos, mamá. Cuida de las niñas ¿Si? Las amo. — Se despidió de su madre e hijas con una sonrisa que a kilómetros era forzada hasta que se sentó y dio un gran portazo que hizo que su acompañante diera un salto en su asiento, asustado, encendió el auto y arrancaron en dirección al supermercado.

En el auto se podía sentir la tensión, y para rematar había un silencio sepulcral. Tn no quería hablar porque si lo hacía terminaría matando a su esposo y éste estaba tan aterrado que no se atrevía ni a moverse, deseaba que su hijo se encontrara en el supermercado.

Luego de 10 minutos de intenso silencio llegaron a su destino, la mujer se bajó y dio otro portazo que volvió a sobresaltar a su acompañante que también salió del auto y se dirigió al establecimiento que estaba frente a el.

Al llegar buscaron por todos lados, la mujer a paso firme y apresurado siendo seguido a una distancia prudente su esposo. Buscaron por la planta baja del establecimiento pero no lo encontraron, así que subieron al segundo y último piso y para no perder tiempo la mujer tuvo que preguntarle a uno de los empleados.

— Disculpe, señorita. — La mujer al escuchar que la necesitaban se volteó viendo a la responsable del llamado. — ¿A visto a un niño? ¿De 5 años con un gorro de monito?

— Emm... No me ac... ¡A si! — al principio no se acordaba pero al hacer memoria bien le dijo. — Una pareja salió con un niño que tenía gorro de monito. El pobresito estaba llorando desconsoladamente y la pareja le compró un helado y se fueron.

Capitán Tsubasa: One Shots.Where stories live. Discover now