CAP 2. Pasos en la ceniza

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Un mes había pasado de aquel evento, la reunión con el rey había sido un éxito, ambos reyes definieron un apoyo solidario y una alianza fuerte para protegerse de Olaf Trygvasson, Axe había cumplido con su tiempo de castigo, pero su mente, seguía a...

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Un mes había pasado de aquel evento, la reunión con el rey había sido un éxito, ambos reyes definieron un apoyo solidario y una alianza fuerte para protegerse de Olaf Trygvasson, Axe había cumplido con su tiempo de castigo, pero su mente, seguía aferrada a una sola cosa... ella.

-Aaag...-

-Concentrate-

-Aaaaaaggg-

-Si no te concentras nunca lo vas a recordar-

-Ni siquiera se para que me van a servir las matemáticas- dijo Axe recostándose en el césped dejando su libro de estudio de lado, Christina rio divertida

-¿Sigues pensando en ella cierto?- se burló su hermana acostándose a su lado sobre el pasto

-¿Qué?... no no... no-

-Mi pequeño hermano está enamorado-

-Guacala- dijo Axe con una mueca –esas cosas del amor son cosas de niñitas- su hermana se burló aun mas del renegado chico –solo, hubiera querido despedirme de ella-

-Esta noche, el comisionado saldrá a dejar los términos de Paz a Stamford Bridge... no creo que le moleste entregar más de una carta- dijo mirándolo con complicidad, Axe se levantó inmediatamente ayudando a levantar después a su hermana, quien riendo sacudió su espléndido vestido y comenzó a caminar con el hacia la biblioteca.

Escribir la carta le fue muy rápido, pero a la hermana había algo que no la convencía

-Adele suena muy seco-

-Pues así se llama-

-Mmmm... ya see... escribe M'Lady-

-OYEEE NO QUIERO OFENDERLA- le reprochó, Christina se burló una vez más de la inocencia de su hermano

-Los antiguos caballeros, solían llamar M'Lady a la mujer que amaban-

-¡QUE YO NO LA AMOOOO!- se quejó de nuevo el chico

-Igualmente, sería un gesto delicado-

-Si tú lo dices- dijo el chico resignado escribiendo aquel mote.

La carta finalizada fue sellada y entregada al comisionado, después de entregar los documentos de la alianza, encontrar a una Adele pelirroja de ojos color avellana en un pueblo tan pequeño no le fue difícil.

La niña curiosa abrió la carta, la leyó y dibujó una sonrisa tan diferente al resto, la misma sonrisa que ya la acompañaría por años. La respuesta fue entregada al comisionado en breve.

Aquella carta, que no contenía más que algunas palabras, algunos errores de sintaxis y completa torpeza para expresarse, fue la primera carta de cientos de ellas, y de repente, las cartas se hacían más y más personales conforme ellos crecían junto a sus propios sentimientos.

Cien MillasWhere stories live. Discover now