Delirium Tremens/ Epílogo

Comenzar desde el principio
                                    

El mencionado paró en seco—. Me estoy cambiando la ropa —confesó como un niño pequeño contando una travesura—. Tengo muchas ganas y quiero recibirte como se debe —dijo quitándose el pantalón y pasando la ropa interior negra por sus largas piernas.

—Es muy osado de tu parte pensar que voy a ir para allá cuando te dije que tenía que trabajar —recibió un gemido de respuesta—. De acuerdo —cedió al fin—. Pero haremos esto, quiero que tengamos sexo durante el camino —cerró su computadora, después de todo ya estaba listo para irse antes de que el escritor le marcara.

Kouyou se sonrojó de inmediato—. No entiendo, ¿cómo lo haremos si no estás aquí? —creía saber a donde iba a la conversación pero nunca lo habían hecho así, sólo por mensajes que se llegaban a enviar cuando alguno estaba de viaje por trabajo.

—Tranquilo, sólo haz lo que te digo.

—Lo que quieras —respondió sin chistar.

—Amo cómo suena eso —caminó por el pasillo hacia elevador, su miembro estaba más que despierto pero lo ignoró olímpicamente. Sabía que la recompensa sería mejor—. ¿Qué te estás poniendo? —le preguntó.

Kouyou se mordió el labio un poco nervioso y muerto de la vergüenza, una cosa era hacer las cosas que hacían, otra muy diferente era decirlas en voz alta—. El conjunto negro que me regalaste en mi cumpleaños, el que dices que casi no cubre mi cuerpo —sentía el color rojo subir por sus mejillas.

Gruñó de aprobación mientras salía al estacionamiento—. Quiero que te imagines como mis manos suben por tus piernas y te aprietan fuertemente los muslos —Kouyou gimió—. ¿Puedes hacer eso? —sacó las llaves del auto.

Por su parte el escritor se pasó las manos por los muslos, como si fueran las propias manos del pelinegro—. Hazlo por favor —dijo acariciándose.

Yuu soltó una pequeña carcajada mientras se acomodaba para encender el auto—. No seas egoísta, quiero que me ruegues, quiero que te arrodilles y me demuestres lo mucho que quieres que te coja —dijo fuertemente, con esa voz ronca que hacía que Kouyou casi perdiera la cabeza.

—Quiero complacerte Yuu, quiero que tomes con fuerza mi cabello y entres en mi boca, que impongas tu el ritmo al sentir que tu miembro choca contra mi garganta haciendo que mis ojos suelten pequeñas lagrimas —ya estaba completamente recostado en la cama, su miembro demandando atención por debajo de la ropa interior de seda que Yuu le había comprado.

—Entonces hazlo, pequeña perra —encendió el auto casi con desesperación. La conversación lo llevaría al borde, pero no vivía muy lejos, tendría que resistirlo.

Kouyou se sintió sonrojar de nuevo—. Me arrodillo ante ti y saco tu miembro, aún no está completamente despierto pero aprovecho para meterlo en mi boca, me gusta cuando crece dentro de mi. Me ayudo con la mano para hacerte crecer más rápido quiero tomarme mi tiempo, pero te siento desesperado y agarras mi cabello para imponer tu el ritmo.

—Así es, las cosas se hacen como yo quiero y yo lo quiero más rápido. Jalo tu cabello con fuerza para chocar contra tu garganta, ya estás sentado por la fuerza con la que te empujo, eso me ayuda a cogerte mas delicioso y mas fuerte, tu cabeza chocando contra la cama haciendo que esté más dentro, me tragas para tratar de respirar —se había colocado el manos libres para manejar, sin embargo mantener la concentración en el camino se estaba volviendo una tarea difícil—. Y aun así, no tratas de zafarte y eso es lo que me encanta de ti Kouyou, que eres una perra ansiosa de verga, no tienes una pizca de vergüenza si puedes llevártela a la boca, aun si veo tus ojos llorar no me detengo, porque tu lengua me demuestra que lo único que ansías es chupármela —se detuvo en un alto respirando profundo, notó que su miembro goteaba.

DeliriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora