Yearning

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Había soñado nuevamente con el cielo azul que conoció a lado de Alastor, apenas había dormido dos horas y aún faltaba un largo rato para que iniciará el día, dio una vuelta sobre si misma sintiendo lo cálido y acolchado de los cobertores, mientras anhelaba nuevamente ver todos esos colores y ritmos todas aquellas sensaciones nuevas.

Pero Vaggie se había empeñado a pasar el mayor tiempo posible con ella evitando que Alastor estuviera con ella a solas, disfrutaba pasar tiempo con ella, pero de verdad quería ir a ese lugar de nuevo.

— Nuevo Orleans – sus labios pronunciaron suavemente como si saboreara el nombre de aquel lugar. Alastor por su parte no se dejaba intimidar por la presencia de Vaggie y seguía con su sentido del humor y bromas algunas más graciosas que otras y había cumplido su promesa de cocinar Beignets sabían incluso mejor que los de aquella cafetería tenía un don natural para cocinar.

Se levantó de la cama de forma pesada y tomo una bata blanca con estampado de conejitos que reposaba cerca y se colocó su par de pantuflas para salir de su habitación, caminaba por inercia, podía oír los ruidos morbosos que hacía Ángel al dormir, la respiración pesada de Vaggie en su habitación, el ligero ronquido que venía de la plata baja de Husk, sus pies la llevaron hasta la última puerta del pasillo la más alejada de los demás y tocó de manera lenta un par de veces mientras movía su cuerpo de manera inquieta.

«¿Qué diablos estaba haciendo tocando su puerta a la mitad de la noche?» «¿Y si alguien la veía y malinterpretaba la situación?» «¡Oh Lucifer eso se parecía demasiado a esas películas porno donde la actriz va a la mitad de la noche con cualquier excusa estúpida para tener sexo desenfrenado!» sintió su rostro arder en vergüenza «¿en que estaba pensando?»

Su cuerpo salto al oír el sonido de la puerta abriéndose frente a ella, dejando ver la alta figura de Alastor con un rostro algo adormecido, con sus orejas caídas, a lo que ella pensó que le daba una imagen tierna conteniendo las ganas de acariciar sus cabellos. Pero, aunque por otro lado la camisa de Alastor abierta hasta el inicio de su abdomen y un ligero bulto algo notable en sus pantalones lo hacía ver apetecible

— ¿Mi bello demonio? – su voz la hizo saltar nuevamente y desviar inmediatamente sus ojos de aquellos pantalones — ¿Qué sucede? No son horas para que una dama busque a un hombre en su habitación– no sabía si aquello era una reprimenda o una invitación indirecta o quizá su loca imaginación de media noche.

— Al, lo siento... Es solo que yo...– Charlie se movía algo nervioso he incomoda, Alastor podía ver ligeramente el borde del camisón de seda de la rubia que revelaba ligeramente sus senos y sus hombros semi expuestos dejando ver su lechosa, seguramente suave y tersa piel, las largas y bellas piernas que eran un camino que dirigía a la felicidad, todo aquello le hizo sentir una pequeña incomodidad fisiológica en su entrepierna —perdón no sé qué hago aquí molestándote a estas horas, yo solo me deje invadir por un impulso – se excusó escondiendo un poco su rostro mientras jugaba con algunas hebras de su rubio cabello.

— No te preocupes por eso, cariño ¿Te gustaría bajar por un café? – dijo Alastor mientras extendía su mano hacia ella, Charlie asintió y tomo su mano sin titubear.

Bajaron los dos tomados de la mano hasta la cocina Charlie sentía el calor de la mano de Alastor tomando la suya era agradable, llegaron y el retiro el banco para que tomara asiento dejando que la bata que traía se abriera para su mayor comodidad, lo vio moverse ágilmente en la cocina preparando su café. Finalmente coloco sobre la mesa una taza humeante de café con leche y otra de café negro.

— Justo como los de ese día en la cafetería – Charlie soltó aquello sin pensar mucho y de inmediato Alastor supo la razón por lo que la rubia de encontraba frente a su puerta a media noche.

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