Con el psicólogo tampoco avanzaba mucho y no es que estuviera deprimido, era que simplemente no podía hablar abiertamente con nadie. No podía hablar de Yuu sin desencadenar demasiados sentimientos que él creía enterrados o incluso inexistentes. Ademas que los ponía en peligro si le llegara a contar a alguien más la situación por la que estaban pasando. Por lo tanto, para la psicóloga pasaba como un hombre perturbado y necesitado de atención, la cual le negaron en su infancia y quien qué cosas más.

Finalmente, la plática se vio interrumpida por el sonido del timbre de la puerta y Kouyou no pudo estar mas agradecido por la interrupción, ese sermón se estaba volviendo el pan de cada día y cada vez la odiaba mas.

Shinji abrió la puerta esperando encontrar a Manabu o a Akira pero se sorprendió al no ver a ninguno de los dos, si no a alguien completamente desconocido para él—. Disculpa, no compramos nada —dijo amablemente y tratando de cerrar la puerta.

Sin embargo el pelinegro parado frente a él detuvo la puerta con un poco de brusquedad—. Perdón, no vengo a vender nada. Al contrario, me enviaron para prestar mis servicios al señor... —revisó un papel que traía en la mano—. Kouyou Takashima —dijo calmadamente con un ligero acento.

El otro lo miró de inmediato con desconfianza—. No tengo ni la mas mínima idea de quién es usted, ni tampoco sé quien pudo haber solicitado sus servicios, puesto que ni el señor Takashima ni yo lo hemos pedido. Así que no puedo dejarlo pasar —el tono amable de Shinji no cambió ni un momento, después de todo, él era una persona muy calmada cuando debía.

—Por supuesto que no, el servicio lo ha solicitado el señor Akira Suzuki, él me ha enviado para cuidar al señor Takashima —sonrió coquetamente.

Shinji alzó una ceja, al final lo dejó pasar—, ¿Cómo dices que te llamas? —preguntó cerrando la puerta detrás del invitado.

—Ryosuke —contestó revisando levemente el departamento donde se encontraba—. Ryosuke Sujk —le tendió la mano, la cual Shinji estrechó aun mirándolo con recelo—. Si quieres puedes hablar con Akira y preguntarle si es verdad que vengo de su parte —sonrió de lado, metió las manos en los bolsillos de sus pantalones tratando de lucir despreocupado.

—¿Eres enfermero? —le preguntó sacando el celular. Miró de arriba abajo al recién llegado, quien lucía como todo menos como alguien que supiera una gota de medicina, llevaba unos pantalones verdes militar y una camisa negra sin mangas, además de que portaba sandalias en lugar de zapatos. Su cabello negro estaba un poco desordenado y una pieza negra adornaba su labio.

—No exactamente —se recargó en uno de los sillones—. Pero tengo la experiencia necesaria para cuidar del señor Takashima, por eso fui contratado —una mentira, pero necesitaba decir algo.

Shinji marcó el numero de Akira haciéndole una seña a Sujk para que permaneciera donde estaba—. Hola...hay una persona aquí en el departamento de Kouyou, dice que tu la contrataste...ajam...sí...ajam...¿Y no pensaste por un segundo que sería maravilloso avisarnos?... ¿Tengo otra opción?...ajam... ¿Siquiera es bueno?... Ok...confiaré en ti... ajam... Ok...sí...ok...bye —colgó finalmente suspirando un poco disgustado—. Al parecer tu historia es cierta —guardó el celular y puso las manos en la cintura negando levemente—. Kouyou no va a estar muy contento pero está bien, te lo presentaré —le hizo una seña con la mano indicando que lo siguiera.

Sujk lo siguió curioso, se había informado del dichoso escritor durante su camino a Japón pero no tenía idea de qué podría encontrarse en ese departamento. No después de todo lo que al parecer le había ocurrido.

Shinji tocó tres veces hasta que le fue permitida la entrada a la no tan pequeña habitación del castaño—. Kouyou, tengo noticias —dijo desde la puerta sin dejar que Sujk viera algo de lo que pasaba dentro—. Akira te ha mandado un cuidador —torció la boca ante el término.

DeliriumUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum