T R E I N T A Y C U A T R O

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Coloco abruptamente la copa sobre la mesa de cristal y el contacto produce un sonido hueco que hace reír a Luka

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Coloco abruptamente la copa sobre la mesa de cristal y el contacto produce un sonido hueco que hace reír a Luka. Le lleno la copa hasta la mitad y la empujo un poco en su dirección.

—Yo decía lo de "embriágame" como algo metafórico, ¿sabes?

Me encojo de hombros y elevo el mentón, retándolo con la mirada para que lo beba. Sin dejar de mirarme, el líquido de la copa desaparece y hace un esfuerzo muy grande por no arrugar la frente ante el picor.

—Yo me tomo las cosas literales, ahí te informo.

Un trueno suena a lo lejos y Luka se reacomoda en la silla. Nuestros planes de ir a algún bar se fueron por el caño cuando empezó el super aguacero afuera; me estaba terminando de arreglar cuando comenzó y no ha parado por más de una hora, incluso hay granizada y así no tengo intención alguna de dar un paso fuera del apartamento, así que no quedó de otra que estar acá; destapé una botella de tequila viejísima que tenía en la nevera —la trajimos en algún momento con Santi y quedó casi llena desde entonces porque no bebimos más esa noche— y ya le he dado tres tragos a Luka. No se ve apenas afectado pero me gusta tener en mente que tengo ventaja en todo al no estar bebiendo con él.

—Y cuando ya me encuentre con menos de tres sentidos vigentes, ¿qué me vas a preguntar?

—No te lo diré.

—¿Es una pregunta indecente?

—Muy indecente, por supuesto —replico. Luka tuerce de nuevo su sonrisa y aprovecho para llenarle la copa—. Tampoco abuses, no tan rápido.

—Del uno al diez, ¿cómo vas hasta ahora en mareo?

—Uno.

—Necesitaremos más tiempo —murmuro por lo bajo—. O más tequila.

—Tenemos toda la noche.

—Pero no hay más tequila.

—¿No vas a tomarte ni uno solo?

Al resignarme a quedarnos acá en el apartamento le dije medio en chiste que eso de sacarle la verdad a punta de licor me parecía buena idea, le causó gracia pero luego le aseguré que no lo decía tan en broma. Intentó convencerme de que sin beber nada él me diría la verdad de absolutamente todo lo que yo preguntase pero me negué riendo, sin atreverme a decirle que el licor no era para que él me diera respuestas sino para que yo tomara valor de hacer las preguntas al verlo medio ido. Ya pensaré mañana en lo malvado e inmaduro que es eso.

—No. Necesito mis cinco sentidos.

—Por un trago no vas a perder ninguno —objeta. Empuja suavemente con sus nudillos la copa que acabo de servirle y hace un ademán con la palma de su mano—. A tu salud.

Miro la copa y luego a él y luego la copa de nuevo; su mirada es desafiante, ese tipo de gestos que hacen que el orgullo por dentro no se niegue a nada así que tomo la copa y la elevo en su dirección.

El no príncipe de mi cuento de hadas  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora