Fue entonces que el hombre levantó la vista—. ¿Y? —fue su respuesta, no hubo ninguna reacción ni en su mirada, ni en su expresión, parecía somnoliento e indiferente.

Kouyou entrecerró los ojos—. ¿Le estás pagando a Yuu la universidad? —se animó finalmente.

El otro asintió—. ¿Te molesta? —continuó comiendo como si fuera lo mas normal del mundo.

El entonces adolescente negó fervientemente con un ligero sonrojo en sus mejillas—. Lo que pasa es que no lo entiendo, ¿por qué? —preguntó ladeando un poco la cabeza.

—Ese chico tiene un potencial impresionante, tuvo uno de los mejores puntajes en años en su examen de admisión, será una buena adquisición para la empresa en un futuro. Lo veo como una inversión en el personal —explicó—. No dudo que sería mejor director de la empresa de lo que tu jamás serás —dijo con frialdad.

Kouyou ya estaba acostumbrado a esa clase de comentarios, por lo que aquel no causó ninguna reacción en él y prosiguió con su cuestionamiento—. Pero, Yuu me dijo que la universidad le había otorgado una beca —no quería mostrar tanto interés pero estaba fascinado, tal vez tendría oportunidad de ver al pelinegro en un futuro.

Su padre suspiró, sin entender por qué tanto interés en Shiroyama de repent—. Por supuesto que lo hice pasar por una beca, por eso no vas triunfar en los negocios Kouyou, tu mente es de corto alcance. Si yo le ofrecía el dinero, jamás lo iba a aceptar. Al final el orgullo es todo lo que tiene un hombre. Por el contrario, si lo descubre una vez que haya concluido con sus estudios, se verá obligado y comprometido a entrar a la empresa. Un plan simple, así puedes someter la voluntad de cualquiera, métetelo en la cabeza —la platica terminó ahí, pues su padre siguió comiendo sin volver a levantar la mirada.

Kouyou contempló su plato procesando lo que acaba de escuchar. Las esperanzas de verlo esfumándose nuevamente.

"Yuu jamás se dejará dominar, no importa qué." pensó.

***

—Es que siento que ya no lo conozco —dijo con pesar.

—Bueno, él siempre ha sido raro, creo que es por todo el asunto de ser escritor...

Sonrió de lado—. Claro, sus desplantes bipolares y lo necio que es, eso nadie se lo quita. Pero no me refiero a eso, últimamente ha estado comportándose raro, distante, peleamos por cualquier cosa y cada vez parece importarle menos nuestra relación —suspiró—. No lo he confirmado, pero creo que me engaña con alguien mas —finalizó.

Su acompañante se revolvió en el asiento—. Esa es una acusación muy grave Taka, y dices que ni siquiera tienes pruebas —la verdad si le sorprendía, solo no era un tema al que le tuviera cuidado.

—No las necesito, sé que me está engañando —dijo con suma seriedad.

El otro chasqueó la lengua—. Tampoco es como que yo pueda hacer gran cosa, de hecho no creo poder hacer nada, mi primo y yo no nos llevamos mucho —dijo con sinceridad.

Takanori alzó la vista, en esa diminuta mesa, del diminuto café donde estaban conversando. Un lugar inadvertido y perfecto para que nadie supiera que esa reunión había ocurrido—. Yutaka, no estoy hablando contigo por Kouyou. La verdad te detesta, no tendría sentido pedir tu ayuda. Tampoco me agradas demasiado —el otro sonrió cínicamente—. Te he buscado por una sencilla razón. Quiero venganza, quiero vengarme del tipo que me robó el amor de Shima —apretó los puños.

—No es como que te pueda ayudar en eso tampoco, soy un hombre de negocios, no un mercenario o algo parecido —cruzó los brazos fascinado. Si Takanori lo había buscado era por desesperación y el mismo se sentía curioso de quién podía ser el dichoso amante.

DeliriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora