Cap.4 Him... 1ª Parte

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Apuré el cafe en el bistro corsicano que combinaba la italia antigua con la decoración industrial y artística del nuevo Bronx.

Me levanté y tras despedirme con un ademán de cabeza salí a la calle, me disponía a cruzar cuando un extraño me echo hacia atrás en el momento en el que un taxi paso a toda velocidad.
~ Gracias... - Murmuré.

1924 - New York - 30 de Marzo
-16:30 PM-
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Habían pasado años desde mi primera puesta en sociedad aquí, en New York.
Ahora el precio del alcohol disminuía rápidamente, casi tan rápido como la moda enseñaba más de la mujer.

Empezó en 1915 con la muestra del tobillo, ahora todo eran vestidos ajustados con grandes escotes tanto de pecho como de espalda.

Seguro que madre estaría escandalizada con estas nuevas modas, me gustaba imaginar en mis ratos libres.

Ahora era alguien en Nueva York, cuando iba de compras notaba miradas y murmullos sobre mí y con un solo chasquido de dedos podía oírlo todo lo que decían, hmm, es... excitante...

Había cambiado mi largo cabello por una melena corta y lisa, lo llamaban un "Bob" desfilado liso.

Miré con curiosidad la invitación, había sido invitada a una fiesta en una mansión cercana de un nuevo rico, J.H.Mason, dicen que su fortuna la obtiene del petróleo que extrae en países muy lejanos.

~ ¿Acudirá a la fiesta, señorita? - Preguntó Bella, mi fiel y bella criada, la única en la gran casa.

~ No sé Bella, ese hombre es interesante y rudo a la vez. Dije mientras estiraba mis brazos tumbada en el diván de color blanco roto de mi estudio.

Rememoré en cosas que podía ponerme, no se me ocurría nada. A pesar de poder hacer aparecer cualquier vestido de la nada me gustaba ir de compras por la ciudad.
Belle... - Me levanté del diván.- Voy a ir a la ciudad, a mi vuelta ten preparado un té verde, tres terrones.- Vociferaba mientras atravesaba el pasillo que conducía a las escaleras principales con mi bata burdeos de seda ondeando al viento cual bandera.

Con un abrir y cerrar de ojos mi camisón y mi bata desaparecieron y fueron remplazados por un conjunto de blusa sin mangas y pantalones marineros de color azul pálido y un par de zapatos de tacón blancos.
Tras bajar casi al trote las escaleras y atravesar el hall y unos cuantos salones, la puerta que conducía al gran garaje repleto de coches se abrío invitándome a entrar.

Me dirigí a uno en particular, era pequeño pero con un toque femenino y elegante gracias a los finos toques de decoración metálicos repartidos por el coche que conjuntaban con el color del coche, un blanco puro como las nubes.

Cuando subí al coche blanco biplaza, mi reloj de plata, mis perlas valoradas en 300.000$ y mis marbles blancas aparecieron para terminar el conjunto que mágicamente apareció.

En cuanto la puerta del garaje se abrió, como si fuera el semáforo de una carrera indicando el comienzo, el coche acelero y abandono el garaje y tomo con rapidez el sendero de grava que llevaba hasta las verjas levantando una nube de polvo tras de mi.

Me encantaba sentir el viento fresco en la cara, ver como todo pasaba a mi lado tan deprisa y a la vez tan lento.

La verdad era que aquella extraña carrera conmigo misma resulto más corta de lo acordado, cuando me quise dar cuenta ya habia cruzado el puente que llevaba al glamour de New York, la ciudad de los rascacielos.

Dejé el coche en un aparcamiento al lado de una de las tiendas de las costureras mas brillantes (y caras) del estado.

Nada más acercarme a la entrada podía oír los susurros de aquellas mujeres.

"Ahí está", "dicen que esta emparentada con la familia real rusa" había todo tipo de comentarios también del estilo de, "dicen que se acuesta con el alcalde".

Ignorando aquellos frívolos comentarios me acerqué al mostrador para hablar con la recepcionista.

~ Hola Edna ¿Esta Elise disponible? - Le pregunté dedicándole una de mis encantadoras sonrisas.

~ Oh Miss Killroy.- La muchacha tartamudeaba.- Lo siento... Yo... Elise ahora mismo no puede atenderla.- Dijo finalmente con un miedo como si pensara que yo iba a estallar en cólera, una dama de mi categoría.

Con suave pestañeo conseguí una cita con Elise, caminé por el suelo enmoquetado, que hacía sordos los ruidos de mis tacones, en dirección al salón de Elise.

Elise era la costurera y diseñadora más solicitada en todo New York y yo era obviamente su clienta favorita.

~ Por favor, Miss Killroy, tome asiento.- Dijo indicándome con un movimiento de muñeca un asiento en un sillón de estilo rococó.

~ Gracias Elise, como sabrás, la fiesta de ese Mason es pronto y necesito un vestido despampanante para destacar, ¿entiendes lo que quiero decir? - Le dije mientras cruzaba las piernas sentada en aquel incomoda sillon rococó.

~ Tengo el vestido... -Murmuró antes de ponerse de pie y desaparecer tras un biombo y reaparecer con un vestido dorado.

Fin Parte 1ª

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⏰ Last updated: Nov 13, 2014 ⏰

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