Anatomy of a demon (or a snake)

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La primera vez que Aziraphale vio dormir a Crowley fue una mañana en la Librería, cuando el demonio se había quedado con él hasta altas horas de la noche y no precisamente durmiendo. El ángel siempre terminaba totalmente exhausto luego de esas largas noches de pasión, por lo que era despertado por Crowley con otros toqueteos y besos que, igualmente, terminaban en un encuentro mañanero lleno de pasión.

Esta vez fue el ángel quien despertó primero sintiendo el ligero frío del día recién iniciado en su espalda desnuda. La luz de la mañana se filtraba a través de las blancas cortinas, lo que le permitía ver los estragos de la noche anterior: sonrió de lado al tener los primeros flashbacks en su mente. Luego, volteó su cuerpo lentamente expectante de ver a un tierno Crowley durmiendo, tal vez con la cara enterrada en la almohada o la mejilla presionada contra esta en una pose sumamente infantil.

Pero su expectación fue reemplazada por una sorpresa que le hizo quedarse mudo por unos segundos. Los ojos de Crowley estaban abiertos mirándolo fijamente, "Oh, buen Dios...", dijo Aziraphale. El demonio no respondió, se quedó en silencio con los ojos fijamente en él. "Crowley, querido, ya basta, me pones nervioso", insistió el ángel con una sonrisa avergonzada, pero el demonio seguía en silencio y sin moverse... fue entonces que un pensamiento cruzó por la cabeza de Aziraphale: ¿Está Crowley durmiendo con los ojos abiertos?

A través de los siglos, Aziraphale ha podido disfrutar de grandes libros de textos de todo tipo, ha visto la evolución que aquella información, la modificación de las mismas y muchas otras cosas. Ese gusto por la lectura lo llevó a poder "presumir" (en el buen sentido de la palabra), de tener un conocimiento vasto en diferentes tipos de temas, siendo la naturaleza uno de sus preferidos debido a ser un gran admirador de la obra de Dios.

Esto lo llevó a una serie de preguntas en ese mismo momento mientras observaba la extraña mirada de Crowley en él. El ángel tenía conocimiento del castigo que Dios le había impuesto a Crowley luego de tentar a Eva a comer la manzana, esta consistía en sobrellevar algunas características del animal que había elegido para invadir el Edén, esas características estarían presentes aun así esté en su forma humana. Pero Aziraphale nunca los había notado con exactitud a excepción de los ojos y algunas ocasiones donde una pequeña y serpenteante lengua se asomaba entre los labios del demonio cuando este realmente estaba enojado.

Entonces, ¿estaba viendo una de ellas ahí mismo?...

Su pregunta fue rápidamente respondida cuando el mismo Crowley bajó sus párpados lentamente y empezó nuevamente a abrir los ojos, lentamente y somnoliento, despertando de su profundo sueño.

—Umm... — murmuró el demonio —Hola, ángel— dijo en medio de un gran bostezo

—Oh, querido... buenos días— respondió Aziraphale

El ángel sonrió con ternura luego de confirmar sus pensamientos. Siempre creyó que Crowley era un demonio con una actitud tan única como atrayente, imposible no poder amarlo, ahora que tenía la oportunidad de descubrir algunos detalles más sobre él, no podía sentirse más feliz.

—Te ves tan bonito cuando duermes— el ángel llevó su mano al rostro del demonio regalándole una caricia, este se enrojeció de inmediato —Tienes hermosos ojos, mi querido Crowley—

— ¿Ojos? — preguntó el demonio frunciendo el ceño —Oh, mierda, ¿dormía con los ojos abiertos? —

Aziraphale emitió una bajita y tierna risa —Admito que me sorprendió y... me ha creado muchas preguntas en la cabeza—

Desde ese día, y gracias a una convivencia más íntima con el demonio, Aziraphale descubrió cosas fascinantes sobre su pareja: Crowley lidiaba con ese castigo mucho más de lo que el ángel realmente había imaginado. Por ejemplo, el demonio poseía un par de pequeños colmillos inservibles y sin veneno, pero que en ocasiones los había mostrado solo para dar un buen susto a algún humano entrometido. Además, también tenía la capacidad de invernar, aunque no en todo el sentido de la palabra. Si así lo quería, el demonio podía darse siestas de semanas enteras e incluso meses, pero esto solo lo había hecho dos veces en toda su existencia, únicamente porque consideraba que el mundo se había vuelto algo aburrido y quería desaparecer de las órdenes de allá abajo por un tiempo.

A life without Armageddon [Ineffable Husbands] Where stories live. Discover now