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Lo único que me impidió que entrara en pánico fue un carraspeo a mi espalda.

De repente, fui consciente de que estaba en una taberna de un aspecto antiguo, con motivos celtas y redes de pesca. Me gustaba el contraste, peo no me concentré mucho en ello. Estaba más atenta a la veintena de pares de ojos que me observaban. Pero no eran de cualquier persona no, eran de personas que parecían salidas de películas históricas. Había desde piratas ingleses hasta espías de los años 20.

Poco a poco fui consciente de que tenía una nube de murmullos alrededor de mí. Escuché retazos de lo que susurraban.

"... Una nueva, aunque es muy joven..."

"... Es extraña ¿habeis visto sus ojos?"

"... Es mona, aunque no es nada del otro mundo..."

-Ehm... perdón pero, ¿donde estoy?- pregunté ignorando sus comentarios e intentado que me escucharan.

Y lo conseguí, sólo que el resultado fue que de un momento a otro los murmullos se fueron apagando y lo único que quedó fue un incómodo silencio y una horda de miradas hacia mi persona.

Una situación cuando menos incómoda.

Y entonces, se abrió un pasillo entre la gente. De ahí salió un singular personaje.

Era una mujer joven con rasgos angulosos. Su cabello, rojo y rizado, caía hacia atrás como una cascada de fuego. Salpicadas por el rostro, tenía pecas ( sobre todo en la nariz). Era hermosa y cualquiera la desearía, excepto por un detalle.

Sus ojos.

Una historia a la lumbre de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora