Date Day? A Mistake

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La observó por un momento analizándola, sorprendiéndose al notar que la pequeña chica había teñido su cabello de rubio y lo llevaba atado en una coleta haciéndola lucir mucho más linda de lo que ya era. La, ahora platinada, coreana vestía una chaqueta verde un par de tallas más grande, unos pantalones ligeros blancos y botas estilo rockeras. Se veía extremadamente sexy.

La japonesa se vió a sí misma, ella sólo vestía unos short cortos y una camiseta blanca de mangas largas con un estampado de un osito que le llegaba por los muslos tapando el short, calzando unas converse blancas

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La japonesa se vió a sí misma, ella sólo vestía unos short cortos y una camiseta blanca de mangas largas con un estampado de un osito que le llegaba por los muslos tapando el short, calzando unas converse blancas.

– Vámonos de una vez, me estoy aburriendo – habló seca de una vez por todas y Chaeyoung asintió lentamente comenzando a caminar aún con la cabeza abajo delante de ella

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– Vámonos de una vez, me estoy aburriendo – habló seca de una vez por todas y Chaeyoung asintió lentamente comenzando a caminar aún con la cabeza abajo delante de ella.

Caminaron en silencio hasta un auto deportivo negro, la castaña chasqueó la lengua cuando vió que Chaeyoung por cortesía le iba a abrir la puerta, asi que simplemente la tomó del brazo y la apartó con nada de suavidad, sabía que se estaba comportando como una idiota con la pequeña, pero estaba comenzando a sospechar que realmente tenía sentimientos por ella y por nada del mundo iba a permitirlo, por lo que su plan de que Chaeyoung la odiara ya estaba en curso.

¿Qué iba saber Mina que en vez de estar provocándole rencor a la coreana iba a estar causándole daño?

La rubia suspiró y con un pequeño dolor en el pecho, rodeó el auto para subir en el asiento del piloto. Puso la llave y se dispuso a emprender camino hacia el cine como habían acordado.

– ¿Realmente tenemos que ir al cine? Está lleno de personas sudorosas y malolientes, detesto los lugares cerrados – se quejó la japonesa y Chaeyoung volvió a suspirar.

– ¿Qué tal el parque de diversiones? – preguntó con un poco de entusiasmo en la voz.

– No, no me gustan los movimientos bruscos y le temo a las alturas, definitivamente odio los parques de diversiones – dijo de manera borde y otro suspiro se escuchó por parte de la coreana que ya comenzaba a perder la paciencia.

– ¿Una feria?

– Nunca gano nada.

– ¿Una heladería?

– Muchas calorías.

– ¿Un arcade? – preguntó apretando los dientes, el enojo y la decepción comenzando a recorrerla.

– Mhm... dudo que puedas ganarme, así que será aburrido si no tengo un rival bueno – respondió desinteresada mirando sus uñas.

«¡Deja de ser una maldita idiota!» gritaba la consciencia de Mina que por supuesto ignoró.

– Está bien, te llevaré a mi lugar favorito – dijo con un tono vacío, sin emociones.

Todo el entusiasmo, nervios y emoción que tenía se había esfumado.

– ¿Tu lugar favorito? – preguntó girando la cabeza para observar a su cita que se mantenía seria.

– ¿Te gusta la nieve? Cuando era niña mis padres me llamaban a un lago congelado y solía patinar – contó con un poco de nostalgia al recordar esos momentos.

– Mira, no me interesan tus patéticas historias familiares – golpe bajo para la coreana – y no, no me gusta la nieve, hace que mi nariz se ponga roja, se reseque mi piel, se me irriten los ojos y... –.

– ¡YA BASTA! – gritó Chaeyoung golpeando el volante asustando a la castaña que la miró atónita – ¡NO TE GUSTA NADA! ¡TODO TE MOLESTA! – estaba molesta, su pecho subía y bajaba con rapidez – y-yo sólo... yo sólo quería pasar tiempo contigo, ser real contigo, sin molestarte con mis boberías, sólo quería hacer algo lindo por ti pero ni los chocolates pudiste apreciar – la japonesa podía percibir un poco de dolor en la voz de Chaeyoung – fue un error haberte invitado a una cita, te llevaré a tu casa – murmuró y girando el volante para doblar, conduciendo de vuelta a la casa de la castaña.

«Menuda idiota.» regañó la mente de Mina.

Mina se mantuvo en silencio, estaba avergonzada por si actitud y sin darse cuenta, ya estaban estacionadas frente a su casa.

– Bien, ya puedes irte – habló la pequeña todavía con la vista en frente

– Lo siento, Chaeyoung – dijo Mina suspirando mientras jugaba con sus pulgares – me comporté como una idiota y lo admito, lo siento mucho... – susurró levantando la mirada para encontrarse con los ojos grises de su acompañante – ¿quieres entrar a tomar algo? tengo alcohol si quieres, es de Momo, pero no se molestará – rió un poco – podemos ver una película también –.

Chaeyoung pareció pensarlo un momento, su cita se había arruinado y sólo quería ir a casa, pero con la propuesta de la japonesa su entusiasmo volvió.

– Está bien – respondió sin más esbozando una sonrisa triste.

Mina salió del auto seguida de la pequeña que le puso la alarma al vehículo cuando ambas estuvieron fuera de él. Caminaron en silencio hasta la entrada.

– Espera aquí un momento – dijo la castaña abriendo la puerta y entrando rápidamente dejando a Chaeyoung parada afuera.

«Carajo.» pensó al ver todos los chocolates desparramados en su sofá, corrió a ordenarlos en la cajita y los dejó encima de la mesita de centro.

Cuando comprobó que todo estaba en orden, salió para indicarle a la coreana que entrara.

Chaeyoung entró con la mirada puesta en el suelo y se dirigió al sofá en donde se dejó caer pesadamente.

– Toma – dijo Mina saliendo de la cocina con dos botellas individuales de cerveza.

La pelicorto aceptó en silencio sintiendo cómo Mina se sentaba a su lado y la miraba.

– Realmente lo siento, no sé qué hacer para compensarte – dijo realmente apenada viendo como la garganta de Chaeyoung se movía cuando tragaba el líquido que bebía.

Entonces una sonrisa traviesa surcó el rostro de Chaeyoung.

– Dame un beso y te perdonó – habló tranquilamente y Mina no pudo evitar sonrojarse.

– ¿U-un beso? ¡Yah! Tú no pierdes tiempo – se quejó tomando un gran sorbo de su cerveza en un intento de calmar sus nervios.

– Sólo es un beso, tienes que poner tus lindos labios sobres los míos y ya está, no hay mucha ciencia, además no es la primera vez que nos vayamos a besar– rió la pequeña molestando a la mayor.

A pesar de querer con sus fuerzas que Mina la besara, sabía que eso no iba a pasar, ya no eran unas simples niñas de segundo grado, pero molestarla la hacía sentir mejor.

– Bien. – habló la castaña tomando el rostro de la menor.

– E-espera, ¿realmente lo harás? – preguntó aturdida, no se esperaba que la japonesa aceptara.

– Así es, como dijiste, sólo es un beso y ya nos besamos antes, ¿no? – habló con las mejillas sonrojadas aproximando su rostro al de la rubia.

– S-sí, pero sólo estaba molestan...mhm – no pudo terminar ya que los labios de la mayor estaban cubriendo los suyos.

«¿Mamá? ¿Ya estoy en el paraíso?» pensó Chaeyoung.

«¡Mierda!» pensó Mina.

Ambas chicas estaban experimentando una bomba de sentimientos que no sentían hace varios años.

Mi Dulce Albañil Piropero |Michaeng|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora