Capitulo 7 "Despedidas dolorosas"

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Mi corazón se detuvo una milésima de segundo. ¿Había sido eso una declaración? Mis mejillas se enrojecieron y mi respiración se detuvo. ¿Tenía que responder algo? Me quedé en silencio.

-¿No piensas decir nada?- sus ojos penetrantes me miraban con tristeza.

-No creo que sepas lo que dices-

-No me hables como si conocieras mis sentimientos mejor que yo-

Un metro de distancia nos separaba. Repetí sus palabras una y otra vez. Me costaba creer que me quería. Me había acostumbrado a aceptar el hecho de que no era lo suficiente buena para que alguien se fijara en mí. Me había costado tanto hacer que Josh fuese mío que una vez que lo tuve prometí amarlo como nadie nunca lo haría.

Ahora Matt decía que me amaba más que nadie. Me dolía quererlo. Me había enamorado de Matt pero estaba aun más enamorada de Josh.

Iba a tener que tomar una decisión en la que no hacía falta pensar. No quería perderlo. Era egoísta de mi parte rogarle que se quedara a mi lado aun cuando me negara a quererlo, aun cuando admitiera que mi corazón le pertenecía a otro.

-Yo lo amo-

-Ni si quiera eres capaz de mirarme a los ojos-

Era cierto, no podía.

-Por favor no te alejes- murmure.

Lo necesitaba a mi lado. No tenía razones para explicarlo.

-Dame algún motivo para quedarme-

-Te necesito a mi lado, somos amigos-

-Amigos- hizo eco de mi voz -Acabo de decirte que te amo y tu quieres que seamos amigos-

-Es todo lo que puedo ofrecerte-

-¿Si lo amas tanto como dices porque no aceptaste ser su novia?-

-Tenemos cosas que conversar aun. No es tan sencillo-

-Prefieres un amor difícil y que te haga sufrir. Es entonces una pena que conmigo sea todo lo contrario-

-Uno no elije de quien se enamora-

-Que te vaya bien con Josh. No puedo ser solo tu amigo ahora. Adiós Grace-

-No por favor- estaba a punto de estallar en llanto- No me dejes- mi voz se quebró al final.

-No puedo- murmuro.

Estire mis manos para sostenerlo y obligarle a quedarse, pero ya estaba a varios metros de mi, con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos, alejándose.

Una lagrima se escapo, luego otra. Lo vi marcharse, esperando a que girara en mi dirección. Rogando por que volviera y me abrazara. Deseando que me perdonara y aceptara que solo podía ser su amiga.

Nada ocurrió. Me quede sentada en la cuneta soportando las lágrimas que inundaban mis ojos exigiendo salir.

Ese día por la tarde pensé innumerables ocasiones en llamar a Josh y decirle que no tenía ganas de salir. Pero desea verlo aun cuando la culpa me embargaba.

-Estoy afuera- su alegre voz se transmitió fuera del teléfono celular.

Estábamos a finales de Diciembre y el sol pegaba tan fuerte que quemaba. Llevaba un traje de baño negro, una polera holgada y shorts, también toalla.

-Te ves deliciosa hoy- me dio un suave beso en los labios y me abrió la puerta de su coche.

Él me hacía sentir hermosa. Su forma de mirarme, la manera en que sus dedos tocaban mi cuerpo, como sus ojos me miraban hacían que mi corazón se desbocara y me respiración de detuviera, como si olvidara respirar.

Cuando mis pies tocaron el agua salada supe que estaba haciendo lo correcto. Al menos era donde quería estar.

Josh se puso detrás rodeando mi cintura con sus brazos. Besó mi cuello con delicadeza y murmuro:

-¿Que quieres hacer hoy?-

-Estar contigo- cerré los ojos y respire todo el aire que pude.

Nos acostamos en la toalla que extendimos sobre la arena.

El calor que su cuerpo emitía me llamaba a gritos. Recorrí con dulces caricias su rostro, sus brazos, su pecho. Nos fundimos en un beso cargado de pasión. No podía contener la energía que explotaba dentro de mi cada vez que el me tocaba.

-Podría besarte todo el día- murmuro mordiendo suavemente mi oreja.

Me tomo entre sus brazos y me puso delante de él. Mis piernas estaban abiertas sobre las suyas y sus manos trazaban líneas en mi espalda como si pintara sobre ella.

La playa estaba desierta. Siempre me había parecido de mal gusto cuando la gente mostraba su lado más pasional a la vista de todos, no me parecía correcto. Si en la arena se hubiese encontrado una sola alma habría dejado de besar a Josh de esa forma apenas el movimiento de nuestros labios subió de tono. Agradecía que estuviese vacía.

-Entonces no te detengas nunca- susurre al único segundo en que nuestros labios se despegaron.

-No sé cómo pude ser tan idiota como para dejarte ir-

Aleje mi cara de su rostro y lo mire con cierto enojo.

-No quiero hablar de eso- sentencie.

-A mi me parece importante que conversemos Gracie-

-Vaya forma de arruinarlo-

Salí de encima de él, sentándome a un costado.

-Quiero saber que ocurre entre Matt y tu-

-Nada, apenas somos amigos-

-A mi me pareció mas que eso-

-Los celos te nublan la vista- guarde silencio un segundo pensando bien en lo que diría a continuación- Tú no tienes derecho a recriminar nada-

-No lo he hecho-

-Pues ni lo pienses-

-Solo quiero estar seguro de que eres solo mía Grace-

-Es gracioso que lo digas. Yo pensaba lo mismo cuando te pille con la suelta de Rose Miller-

-No quiero discutir. Las cosas solían ser tan sencillas entre nosotros. No era necesario forzar nada. Extraño eso. Te extraño a ti. Solo quiero que me dejes amarte otra vez, como lo mereces Grace-

-Dame tiempo- mi voz no fue más que un susurro escondido tras el sonido del mar.

-Todo el que necesites-

Me acurruque entre su piel como si fuese una niña. Lo amaba tanto. No podía entender como, después de haberlo visto traicionarme, de romper la única promesa que le había amenazado con que debía cumplir, lo quisiera aun.  

Era tan extraño sentirlo en mis brazos otra vez. Me había jurado olvidarlo y dejarlo atras. Ahora estaba rompiendo la única promesa que jure mantener por siempre.

-Pequeña- murmuro - esta empezando a hacer frío. Llevamos horas acostados aquí.

-Hace tiempo no me sentia así de relajada- comente.

Me sente sobre la toalla y estire mis brazos hacia el cielo. Mis articulaciones sonaron, los músculos reaccionaron al movimiento.

Josh me ofrecio su mano, la agarre con fuerza y tire de ella. Caimos al suelo. Rodee su cuello con mis brazos y acerque su rostro al mio.

-No pensaras que vamos a irnos así sin más-

Él no dijo nada. Lentamente acaricio mi pierna de abajo hacia arriba y se detuvo a la altura de mis caderas. Primero rozo con sus labios mi cuello sin tocarlo por completo. Recorrio con su nariz mi mejilla mientras depositaba dulces besos sobre ella. Sus ojos jamas dejaron de mirar los mios. Estaba perdida en ellos. Segundos mas tarde luego de dedicarme una sonrisa jugetona, poso su boca sobre la mia. Nuestros labios poseidos no dejaban de tocarse, atraidos como imanes. Su lengua acariciaba mis labios, se movia con la mia como si sus movimientos estuviesen coreagrafiados, destinados a encagar a la perfección.

-Te amo- susurró despacio.

Yo estaba loca por él, incluso mas de lo que creía.

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