El frío aire de la mañana nublada fue lo que levanto a Juana ese día, después de levantarse y alistarse para empezar el día y poner su puesto antes de que acabara la misa de las 8am afuera de la iglesia del parque de Tlacoquemecatl.
Después de hervir los esquites y poner su puesto Juana empezó a vender elotes a todos aquellos que salían de la misa. Sus elotes eran muy famosos por toda la delegación, (incluso en otras también) el sason que Juana le ponía a sus elotes era exquisito y todo aquello que oliera su fragancia se acercaba a su puesto y compraba al menos un elote.
Pero esa mañana algo distinto paso, algo inesperado y melancólico; Juana recordó a su miserable hermana al ver una niña jugando entre los arbustos con su hermana, Juana instantáneamente recordó aquellos tiempos en los que ella y su hermana María disfrutaban de la vida como ese par de pequeñas niñitas.
En ese momento una ola de remordimiento invadió a Juana, todos esos sentimientos, todos esos buenos momentos, todos esos horripilantes momentos que había compartido con su hermana hace tantos años regresaron a su mente en ese instante.
El día paso y Juana venido muchos elotes y esquites como siempre. Cuando llego a su casa inmediatamente fue recibida por sus nietos, hijos y esposo con un fuerte y cariñoso abrazo. Entre todos sus familiares platicaron y cenaron mientras todos compartían como les había ido en su día.
Esa noche se durmió en los brazos de su viejo esposo y el día frío lleno de malas memorias se convirtió en una día caluroso lleno de amor.
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El grano que nos une
General FictionJuana y María son hermanas con una historia muy trágica por detrás de sus humildes puestos de elotes... Juana tiene su puesto en la esquina de Tlacoquemecatl y María en Coyoacán. Ninguna de las dos recuerda la ultima vez que ambas vendieron juntas e...