Bebé borracho

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Habían pasado ya varios meses desde ese fin de semana y la relación entre Woozi y S. Coups iba como siempre... Aunque con más mimos y atrevidas bromas. Jihoon no lograba entender en qué momento había cambiado tanto como para dejarse abrazar por su amigo.

— Papá ¿puede quedarse a dormir Cheol después de la fiesta?

Yoongi levantó la mirada de su móvil para mirar a su hijo con una sonrisa. Habían mejorado mucho su relación por lo que ahora el pequeño pasaba mucho más a ver a su padre y a Jimin. Había descubierto que tenían muchas cosas en común.

— Claro. Solo no hagáis mucho ruido, sabes que Jimin se despierta fácilmente.

El ahora peliverde asintió repetidamente con una sonrisa de oreja a oreja y corrió a buscar su móvil para decirle a su amigo que podía quedarse esa noche.

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Unas horas más tarde, Jihoon se encontraba entrando a un local lleno de compañeros suyos de clase. Era la fiesta de graduación y, obviamente, todos estaban felices. Al fin habían terminado esa estresante carrera.

Buscó a Seungcheol con la mirada y no tardó en encontrarlo. Estaba dispuesto a acercarse a él cuando vio que estaba hablando con un chico. Estaban muy cercanos uno al otro y susurrándose algo en la oreja. Debía ser muy divertido lo que decían a juzgar por la sonrisa de ambos.

Ni siquiera se detuvo a pensar qué estaba sintiendo. Solo sabia que ese chico castaño de pelo largo le había puesto de mal humor. Aunque más tarde tendría que aceptar que eran celos.

— ¡Woozi! —gritó de repente su amigo Hoshi acercándose a él.— ¡Toma una cerveza, hombre! —ante su negativa, siguió insistiendo.— Venga, que por una vez no te hará daño.

Jihoon se lo pensó unos segundos, pero acabó aceptando. Era la única manera que se le había ocurrido de olvidar ese asqueroso y desconocido sentimiento.

Pero no salió como había planeado pues al cabo de unas horas, sin saber cuánto había bebido, sentía que no podía ni mantenerse en pie. Miró a su alrededor, a toda la gente bailando, y se puso a acariciar el suelo como si no estuviera pegajoso por todas las bebidas derramadas. Ahí sentado en el suelo, apoyado en una esquina, estaba dejándose llevar por los brazos de Morfeo. Ese mareo no le dejaba ni pensar en que tenía que salir de ahí.

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De repente, sintió algo blandito debajo de él. Tocó suavemente y notó la manta de su cama. Sonrió como tonto al recordar que no estaba en su casa y eso no podía ser su manta, pero aún así se mantuvo con los ojos cerrados.

Aún medio mareado, notó como alguien empezaba a desabrochar su camisa y como pudo, abrió los ojos y se apartó de quien fuera que lo estuviera haciendo.

— ¿Qué planeabas hacer, degenerado? —gritó al ver a su mejor amigo delante de él, sin camiseta.

Seungcheol le hizo callar con un gesto rápido mientras dejaba escapar una risita. No quería despertar a los mayores que dormían plácidamente en la habitación del lado.

— Solo quería ponerte tu pijama de frutitas —respondió enseñándoselo—. Desconfías hasta de tu mejor amigo. Me has hecho daño —contó con un puchero, fingiendo estar muy dolido.

El peliverde, en todo su mareo y casi sin pensar, se lanzó a abrazar a su amigo por el cuello, apoyando su frente en su hombro. Cheol se sorprendió pero aún así le abrazó de vuelta.

— No vuelvas a hablarle así en la oreja a ese chico de pelo largo —susurró casi al borde de las lágrimas.

— ¿Jeonghan? ¿Por qué? Es guapísimo y muy inteligente. Sabes que es al que mejor nota le ha quedado.

Jihoon se separó de repente y miró directamente a los ojos castaños de su amigo. O lo intentó porque gracias al alcohol veía varios Seungcheols y no sabía exactamente a cuál mirar.

— ¡Yo también soy guapo e inteligente! —exclamó claramente ofendido, cosa que hizo reír al otro.— No se me da bien estudiar pero te puedo hacer reír mucho.

Mientras hablaba y estaba distraído auto vendiéndose, el mayor aprovechó para seguir cambiándole la ropa para ponerle su pijamita.

— ¿Que quieres decir con eso? ¿Quieres que me fije en ti antes que en Jeonghan?

— Obvio —contestó al instante el menor, sin pararse a pensar en lo que estaba diciendo—. Yo soy tu mejor amigo, tienes que estar conmigo.

Cheol soltó una carcajada por lo divertido que era Jihoon borracho. Le costaba entender algunas palabras pero sobretodo, no sabía donde quería llegar hablando de esas cosas.

— Pero si estoy contigo todos los días —sonrió al fin terminando de ponerle el pijama y empezó con el suyo propio—. Déjame que me divierta de otras maneras con otras personas, bebé.

El señorito que ahora parecía un bebé sonrió al escuchar el apodo con el que le había llamado. Pero en cuanto su cerebro ralentizado entendió lo otro, se puso de pie en la cama con un puchero, bajándose los pantalones de golpe.

— ¡Puedes divertirte de esa otra manera conmigo también!

— ¡Jihoon!

Seungcheol estalló en carcajadas sin poder evitario. Nunca había visto a su amigo así porque nunca bebía, pero definitivamente era lo mejor del mundo. Se acercó y le subió los pantalones de nuevo con cariño, ayudándole a tumbarse de nuevo.

— No te gustan los chicos, así que no puedo hacer eso contigo.

Susurró con suavidad pues en cuanto la cabeza de Jihoon tocó la almohada, sus ojos se cerraron completamente. Pensó que se había dormido así que se fue a su lado de la cama y se tumbó.

— Pero me gustas tú —murmuró un Jihoon más muerto que vivo.

Cheol, que seguía enamorado de él, se puso completamente rojo. Era obvio que no iba a ser verdad pero aún así, aprovechando que los labios de Jihoon estaban a unos pocos centímetros y que no se daría cuenta, lo decidió.

Besó esos labios que tanto había deseado, esos que tantos insultos de broma habían soltado hacia su persona, esos con ese sabor tan fuerte a alcohol. Fue un beso muy suave y corto, casi como un roce, pero suficiente para su corazón enamorado.

— Buenas noches, Jihoonie —susurró antes de cerrar los ojos y dormirse también.

¡Soy gay, joder! - Jicheol (Seventeen) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora