No puede ser

65 11 0
                                    

—Mientras veníamos aquí, me dijiste que habías bebido para olvidar que yo coqueteaba con Jeonghan.

Seungcheol esbozó una pequeña sonrisa al ver la reacción de su amigo, escondiendo su cara en la almohada cada vez más a medida que le iba explicando la noche anterior.

Entre su dolor de cabeza y la vergüenza que estaba pasando en ese preciso momento, Jihoon estaba deseando morir. Esperaba que la pastilla que le había traído el mayor hiciera efecto pronto.

—No puede ser... —susurró contra la almohada por décima vez en esa mañana.— Y deja de reírte de mí, imbécil.

La carcajada que se escuchó de Seungcheol se podría haber escuchado hasta en China. Aunque a Hoon le dieron ganas de estrangularle porque hizo a su cabeza doler mucho más.

—Lo siento, es que el Jihoon borracho es lo más gracioso y adorable que vi nunca.

Si no hubiera estado contra la almohada, el mayor habría apreciado el tono de rojo que tiñó la cara del contrario. Este, a su vez, estaba muy confuso. No entendía porqué estaba tan nervioso de estar a solas con su mejor amigo.

Y sí, es que su padre y Jimin salieron pronto y según la nota que dejaron, no volverían hasta muy tarde. Estaba ofendido porque le podrían haber avisado de eso ayer.

—¿Puedo preguntarte una cosa? —salió de la boca de Jihoon, dejando a este mismo sorprendido. No sabía en qué momento había dejado de controlar lo que decía.

—Claro —respondió divertido, amaba ver al Jihoon nervioso.

—¿Qué se siente besar a un chico? —preguntó apartándose al fin de la almohada. No sabía como era capaz de mirar a su amigo de frente.

—Pues igual que a una chica, Jihoon —comentó sin más, sin darle la importancia que su amigo le daba—. Son labios igual.

—¿Entonces tampoco es emocionante?

Ahí el peliazul recordó que el menor nunca había sentido nada especial besando a nadie. Al principio pensaron que era porque de verdad Jihoon estaba muy estresado con los estudios.

Ahora, sabiendo que estaba muy confuso consigo mismo, Cheol pensó lo mismo que el pequeño. Pero no lo diría con palabras ya que no quería recibir un puñetazo tan pronto.

—Para mí sí lo es —sonrió recordando como su corazón había saltado la noche anterior—. Si quieres podemos besarnos y ahí juzgas lo que sientas.

—Está bien.

Esa respuesta tan simple había hecho que los latidos del gay se dispararan. Lo había dicho completamente en broma y nunca hubiera pensado que le respondería eso. ¡Y menos tan tranquilo!

Lo que no sabía es que el peliverde estaba mucho más sorprendido que él. Su mente había dicho que no, pero al salir por la boca sonó eso. Una parte de él quería solucionar sus dudas, pero la otra parte tenía mucho miedo.

Sus manos empezaron a temblar como gelatina al ver como Cheol se acercaba. Sentado en el borde de la cama, junto a un Jihoon todavía tumbado y bajo la manta, poco a poco bajó la cabeza hasta quedarse a milímetros de su rostro.

—¿Estás seguro, homófobo gilipollas?

—Gay de mierda... —susurró un tomate, quejándose de la pausa de su amigo.

Seungcheol soltó una pequeña risita y subió su mano hacia el pelo verde. Sí, le iba a besar, pero quería que fuera especial para el menor.

Enredó sus dedos en esos sorprendentemente sedosos cabellos, rozando la punta de su nariz con la contraria. Puso su otra mano en la mejilla colorada y la acarició con mucha suavidad, bajando lentamente a su cuello. Allí notó el fuerte latido del corazón de Jihoon y se sintió especial: nunca lo había visto tan nervioso.

¡Soy gay, joder! - Jicheol (Seventeen) Where stories live. Discover now