Cap 11: Final, parte tres - Epifanía de un réquiem

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Epifanía: manifestación de una cosa.

Réquiem: oración a los difuntos que se hace en dedicación a ellos.

~•~•~

Luego de 12 horas aproximadamente la batalla acabó.

Todos los heridos eran atendidos.

Miles de adolescentes descansaban donde podían, reuniéndose con sus hermanos o sus amigos, alentandose entre ellos.

Selina observaba todo desde la distancia con su varita en mano y una espada en la otra. Su rostro lleno de tierra seca, en general todo en ella lucía sucio y maltrecho y con raspones por todas partes.

Eline se paró a su lado.

-Te abrazaría, pero te ves como si en cualquier momento te fueras a desmayar.

Le dio una débil sonrisa y pasó un brazo por sobre los hombros de su alocada y destruida amiga, que más que nunca se veía derrotada.

-¿Le ocurrió algo a los chicos? -preguntó con la angustia creciendo desde su pecho.

Eline miró a otra parte.

-Cuando a ese gigante lograron cortarle una pierna... impacto cercado de donde estábamos, varios árboles cayeron y el caos... todo. No lo vi más, Selina. No sé dónde está. Simplemente desapareció frente a mí.

A Selina se le estrujo el corazón al oír la voz rota de su amiga.

-Voy por un poco de néctar y ambas lo buscaremos sin descanso.

Se sentaron en unas rocas y un hijo de Apolo las reviso.

-Deberias ir a descansar -le dijo Sophie, una hija de Hécate-. Tienes una aura muy preocupante.

Le sonrió-. Gracias por tu preocupación.

Sophie se alejó para repartir hierbas a más personas.

Line le tomó del brazo.

-Deberías hacer caso. Dormir te hará bien.

- Selina.

Giro la cabeza y pudo ver a su padre.

Trato de sonreír a pesar del cansancio.

-Salazar -exclamó al abrazarla.

No recordaba cuando había sido la última vez que se abrazaron, ¿alguna lo hicieron realmente? Claro que sí, en lo que era seguramente un pasado nublado por el pasar del tiempo en la memoria a una edad muy tierna.

-Yo... Siento si te preocupe. Así es esto.

El negó.

-No diga nada, señorita. Si es que no quieres ganarte un castigo.

Selina rió.

-Ambos sabemos que soy demasiado lista como para que me afecte en algo.

-Señorita Bucobick, es un gusto verla aquí.

-Gracias, señor Snape.

Vio como asía las espaldas de su padre el profesor Dumblendore se dirigía en su dirección.

-Profesor Dumblendore.

-Selina, Eline ¡que maravilloso es verlas a salvo!

-Gracias.

-Deben estar exhaustas, ¿necesitan de algo?

-De hecho...

-No.

El porqué de esta vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora