Cayendo en el Abismo [ONE-SHOT]

ONE-SHOT

Una sonrisa de disculpa se posó en su rostro, miró directamente a la cámara con tanta tristeza que muchos televidentes sintieron su corazón estrujarse.

Pero esa sonrisa estaba dirigida a una persona en especifico, a su secreto.

A su lindo y sucio secreto.

"K...Kai-kun"

No podía culparlo, sabía que eso un día sucedería, pero no pensó que tan pronto. Rezó porque no estuviera tan herido y que le pudieran dejar visitarlo.

Casi se derrumba al verlo golpeado y dar todos sí por sus objetivos, por regresar a la era anterior, donde no había tanta destrucción y muerte.

Sollozó en silencio, sus manos bien fijas en las mantas color violeta que tenía en su pecho, no quería despertar a Nai-chan. El milagro de ellos dos.

Kai había modificado su cuerpo para poder albergarla y pudo traerla al mundo, una pequeña bebé de cabellos rizados color castaño, hermosos ojos heterocromáticos verde/dorado y las pequitas debajo de estos. Es la combinación perfecta.

...

Un año cinco meses antes.

Izuku Midoriya subió a la azotea de la escuela con lágrimas, la barandilla se vió como su final y respiró con fuerza.

Se agarró con fuerza y se tiró.

Esperó un golpe seco y duro con el suelo pero encontró unos brazos tomando su cuerpo con amabilidad.

"Es Puro" susurró una voz masculina en si oído "Sin enfermedad" era hipnotizante.

Había despertado en una enfermería con el hombre que lo había atrapado sentado a un lado, tomaba su mano entre las suyas con esos guantes color negro.

Y cuando sus ojos se encontraron pudo ver como el tiempo se detenía, el aire de sus pulmones se cortó y su corazón cabalgaba con fuerza en su pecho, su rostro adquirió un color carmín y las palabras faltaron. Fue maravilloso.

"Kai Chisaki" se presentó con voz grave y el chico se estremeció "No necesitas presentarte Midoriya Izuku" enseñó su identificación de estudiante que tenía en mano.

Y como si fuera una droga no pudo dejar de verlo cuando se citaron al día siguiente para salir.

Llegaba contento a casa, Inko había notado el cambio y había sonreído por lo feliz que estaba su hijo.

Hasta que lo vió haciendo sus maletas y mirándola con culpa en el desayuno.

"Me voy, Okā-san" había dicho.