Capítulo XVII

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―Haruka, ¿de dónde has conseguido estas medicinas? ―Makoto trataba de incorporarse para poder beber un poco de agua que le ofrecía su amigo mientras tragaba la medicina.

―Comencé a trabajar para Yamato-san ―Makoto no necesitaba saber los detalles sobre aquél nuevo trabajo, Haruka pensaba mantener aquello en secreto, pero conociendo la personalidad de su amigo, sabía que sería imposible ocultarle todo por mucho tiempo, así que decidió contarle una verdad a medias. Estaba trabajando, claro que no de una forma honesta.

―¿Trabajar para Yamato-san? wooow, debe ser algo muy genial, él jamás me ofreció trabajo desde que nos conocemos.

―Realmente él me presentó a alguien, fui a pedirle ayuda para comprar tu medicina. No trabajo para él directamente.

―Haruka, me siento culpable, en cuanto me sienta mejor me aseguraré de conseguir un trabajo para pagarte todo.

―Un niño de diez años no puede trabajar. Preocúpate de recuperarte pronto.

―Pero Haruka...

―Basta, vuelve a acostarte y descansa.

El mayor de los chicos se alejó luego de comprobar la respiración acompasada de Makoto que le demostraba que se había quedado dormido. Ya era el tercer día desde que había aceptado el turbio trato y la medicación se había terminado, debía volver al bar del viejo Yamato para conseguir más dosis, el castaño estaba mejorando pero aún seguía con fiebre y tos continua.

Midori solo le había pedido que se sacara la ropa y le fotografió desnudo, nada más. Esperaba que ese segundo encuentro fuera algo similar, ya bastante repulsión había sentido cuando llegó al orfanato y tuvo que encerrarse en el cuarto de baño para vomitar lo poco y nada que tenía en el estómago. No sabía si sentirse agradecido o no de que solo eso hubiera sido lo que había pedido a cambio, se suponía que ese segundo encuentro sería similar, y esperaba que así fuera.

Volvió a ir hacia el callejón, en donde ya lo estaba esperando el hombre de mediana edad y lo hizo entrar hasta la misma habitación que días anteriores. Ahora la luz del lugar estaba prendido y se podían apreciar un par de sillones de terciopelo rojo y una mesa baja céntrica.

Dentro ya lo esperaba Midori, con la misma actitud relajada y le hizo una seña a Yamato para que se retirara, Haruka entendía quién era el que realmente mandaba en todo aquel asunto, el viejo del bar no tenía injerencia real en todo, sino que era Midori quien movía los hilos detrás. Ya a solas con el hombre se preguntó si debía esperar alguna indicación o sacarse la ropa como la vez pasada, pero una voz interrumpió el silencio.

―¿Tu amigo se encuentra mejor?

No pensó que le preguntaría por el estado de Makoto, y algo reacio contestó lo necesario.

―Si, gracias.

―Me alegro ―Midori se colocó de pie y le hizo un gesto con la mano para que se volviera a desnudar―. Mostré tu foto a un grupo de personas que podrían haberse interesado en ti, y la verdad es que tuvo una recepción bastante buena, me han llegado solicitudes incluso para conocerte en persona, pero no te preocupes que las he rechazado, ese no es mi negocio. Lo que haremos ahora será sacarte un par de fotos más y seguir mostrándolas, así la gente interesada tendrá que pagar para ver más de ti. ¿Me explico?

Entre cámaras y sábanas [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora