25-. El regreso a Londres

Start from the beginning
                                    

- Márchate, Malfoy. Acabas de dejar muy claro lo que piensas de mi. Coge a Scorpius y vete a casa. Vuelve a tu fantástica vida, lejos de mi y de mis problemas- hizo una pausa para respirar agitadamente-. Nadie te pidió que me salvaras. Yo no te he pedido que seas mi guardaespaldas. Te has metido en esto tu solo.

- Mierda, Granger. Esto ya no se trata solo de ti. En esta mierda estamos involucrados todos- explotó separándose de la castaña-. Tu vida no es la única que está en juego.

- ¡Por eso mismo!- gritó histérica-. Debistéis de habérmelo contado nada más os enterastéis.

- Por Merlin, Granger, eres la persona más terca que conozco. Primero te tenías que recuperar, asimilar todo lo que te ha pasado- intentó hacerla entrar en razón-. Te lo ibamos a decir cuando estuvieses preparada.

- Y según tú, ¿cuándo se supone que estaría preparada? Sorprendeme con tus conclusiones, oh gran Malfoy!- preguntó sarcástica.

- Cuando dejaras de comportante como una cría, Granger- contestó a voz en grito.

Latigazos. Eso era lo que sentía con cada palabra del rubio. Se sentía empequeñecer bajo su gélida mirada. Sabía que tenía razón. En parte, al menos. Pero no le iba a dejar ganar la discusión, esto era la guerra.

- Bien- gritó de nuevo-. ¿Algo más que quieras decirme?- se calló un par de segundos esperando una respuesta que nunca llegó-. Sigues siendo igual de despreciable que siempre. Solo era tiempo que sacaras a la luz tu verdadera cara- escupió con furia. Sabía que lo que decía no era cierto. Pero una vez hubo empezado no podía parar. Palabras hirientes se atascaban en la punta de su lengua discutiendo entre ellas cual es la que debería de salir antes-. ¿Sabes qué? Que tu opinión me importa una mierda. Nunca me ha importado y no lo hará ahora. Puedes seguir despreciandome como lo hacías antes. No me debes nada. No te debo nada. No hay ningún nosotros. Nunca lo ha habido. Puedes seguir con tu miserable vida de ex-mortigafo y dejarme en paz de una maldita vez.

¿Así que eso es lo que ella pensaba? Que no había cambiado. Que seguía siendo el mismo niñato caprichoso que en el colegio. ¿Acaso no le había demostrado lo diferente que era? ¿Acaso no le había demostrado lo mucho que ella le importaba? ¿Y para qué? Para nada. Para que a la primera de cambio ella le haga saber lo que de verdad piensa de él. Para ella siempre será la misma alimaña que fue hace años.

En el fondo de su ser sabía que esto iba a pasar tarde o temprano. La serpiente y el león jamás se podrían llevar bien. Ninguno saldría bien parado si mezclaban sentimientos. ¿Pero qué estaba pensando? Aquí el único que tenía sentimientos era él. Ella se lo había dejado muy claro segundos atrás. "No hay ningún nosotros" Esas palabras resonaban en su cabeza, hiriéndolo más a cada segundo que pasaba. Que estúpido había sido al imaginar un futuro junto a ella. Ella quería al antiguo Draco Malfoy, pues bien, no sería él el que le negara semejante petición. "No hay ningún nosotros" . Respiró hondo dirigiéndose a la puerta.

- Mañana volvemos a Londres- y sin dirigirle una última mirada cerró la puerta con un portazo que amenazó con tirar la pared.

Soledad. Ese sentimiento la invadió, seguido de culpabilidad y remordimientos. ¿Por qué no se podía haber mordido su estúpida lengua? Al contrario, tenía que haber dicho todo lo que en ese momento se le pasaba por la cabeza. Y no sabía ni porque lo había echo. Él solo había intentado ayudarla. Llevaba meses haciéndolo y ella se lo pagaba así. ¿Qué clase de persona era? Se sentía despreciable. Sentía que nunca había fallado tanto a alguien como lo había echo segundos atrás. Se dejo resbalar por la pared hasta acabar sentada en el frío suelo. Rodeó sus piernas en un gesto protector y dejó salir las lagrimas que se agolpaban en sus ojos. Nunca se había odiado tanto a si misma como en ese momento. ¿Por qué le había dicho esas cosas? Cosas que por supuesto no pensaba. Claro que Draco Malfoy había cambiado y mucho. ¡Qué estúpida era! Acababa de herir a la persona que más se había preocupado por ella. A la persona por la que sentía algo. No sabía que era, pero era algo. Se le cruzó por la mente ir a hablar con él. Pero sabía de sobras que no era un buen momento. Lo conocía demasiado bien como para saber que él no quería hablar con ella, no la querría ver.

Confía en mí (Pausada Temporalmente)Where stories live. Discover now