25-. El regreso a Londres

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Hola de nuevo chicas, vengo a avisaros de que el siguiente capítulo aún no lo tengo terminado. No se donde se encuentra ahora mismo mi imaginación, espero encontrarla pronto. Subo de nuevo el capítulo 25 porque bastantes me habéis dicho que no os aparece. Espero que ahora si os salga.

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- Hermione- susurró con voz ronca-, despierta solo es un sueño.

La muchacha abrió los ojos de sopetón, cogiendo todo el aire que sus pulmones le permitían. Miró aungustiada a su alrededor. Comprobó con ilusión que estaba tumbada en el suelo de su habitación. Pasó las manos por sus caderas. Llevaba su querido camisón, su suave y preciado camisón. Nada de estúpidos vestidos de época con el que tropezaba y le impedían respirar.

Que sueño más raro acababa de tener. Siete guerreros le hacían una única pregunta. ¿Quién eres? Que cuestión más estúpida. Como si ella no supiera quien es. Y no solo eso. Es que su respuesta era errónea. Errónea. Hermione Granger, la persona más inteligente, la que sabía todas las respuestas. Había respondido mal. Increíble.

Pero eso no era todo. Algo la perseguía por el bosque. Mejor dicho alguien. Al final conseguía alcanzarla. Podía ver su rostro, lleno de satisfacción, mientras la ahogaba. Se parecía mucho a Ron. Diría que podía ser su gemelo si no supiera que eso fuera imposible. También recordaba su último pensamiento. Un escalofrío la recorrió completamente de arriba a abajo.

- Fernando- susurró con voz queda intentando incorporándose, pero no pudo hacerlo porque unos brazos la sujetaban.

- No vuelvas a darme estos sustos, Hermione- imploró acunándola entre sus brazos, sin querer soltarla. Se estaba tan bien en esos momentos...

Esto era increíble, le pedía que no le diera estos sustos. ¿Con qué derecho le pedía eso? Estaba cien por cien segura que el sabía lo que pasaba antes de que ella recordara. ¿Qué por qué lo sabía? Muy simple. En sus recuerdos vio a Fernando. Rubio, paliducho, con pose arrogante e irradiando elegancia por todos los costados. Exactamente igual que el muchacho que tenía ahora mismo en frente que la miraba con preocupación ¿Por qué no se lo había dicho? Ahora entendía el por qué de tanto secretismo con Harry. Se soltó con un gesto brusco para levantarse y pasearse por la habitación como si de un león enjaulado se tratase. Y eso estaba muy cerca de la realidad.

- No me vuelvas a decir que es lo que tengo o no tengo que hacer, Malfoy- ordenó amenazadoramente. Estaba enfadada, mucho. No hizo caso a la mueca de disgusto que se adueñó de la cara del rubio durante la milésima de segundo que ella lo llamó por su apellido-. Tú, justamente tú. Llevas meses pidiéndome que confíe en ti y ahora me vienes con esto. Ocultándo información que me concierne. ¿Cómo quieres que lo haga? ¿Con qué derecho te atreves a pedirme nada?- sus ojos le escocían, estaba muy dolida, demasiado-. Mírame cuando te hablo, Malfoy.

- ¿Y cuando se supone que te lo ibamos a decir, Granger?- el corazón de la castaña se encogió por un segundo al notar la frialdad del rubio. Que la llamase por su apellido le dolió. A la mierda todo el avance que habían echo. Quería guerra. Pues bien, ella no se iba a quedar atrás-. ¿Cuándo estabas inconsciente en el hospital? Oh no, mejor aún. Te lo tendría que haber dicho ayer cuando llegué y te encontré borracha. Si, ese habría sido un buen momento. Tu capacidad de razonamiento estaba en todas sus capacidades.

Ese había sido un golpe bien bajo y él lo sabía. Al fin y al cabo siempre sería un Malfoy. Convivir durante tantos años con su tía pasaban factura. Hermione paró en seco cuando escuchó las últimas palabras del rubio. Se giró hacia el con las lágrimas a punto de desbordar. Pero no le pensaba dar el gusto de verla llorar. Le cruzó la cara con una sonora bofetada, que el rubio recibió impasible.

Confía en mí (Pausada Temporalmente)Where stories live. Discover now