Cuando se referían en aniquilar al otro grupo, era realmente en serio. Daba poca importancia la muerte de unos futuros buenos para nada que solamente se dedicaban a las carreras y pelear por territorios.

Dejando de gritar las pocas reglas que habían en ese evento, la muchacha sacó una pequeña pistola y apuntando al cielo, dejó escapar una pequeña esfera de luz. Fue la señal en que la carrera comenzaba.

Jimin no dudaría en ganar esta carrera. Había hecho esto antes, había asesinado a gente con familia y realmente no le importaba. Era una necesidad por la cual hacia todo esto y en verdad, disfrutaba el poder controlar el hilo de la vida de alguien.

En pocas palabras, disfrutaba el asesinar a la gente.

Los gritos de la multitud podrían dejarle delirando por horas.

La carrera pasó nuevamente, tan rápido que cada vez era más lamentable el seguir participando porque ya no podría disfrutar todo, su corazón realmente terminaba acelerado y sentía que las manos le temblaban. Nadie podría mirarle el rostro gracias al casco que traía puesto, y lo agradecía, porque estaba asegurado de que la pinta que traía era realmente deplorable, todo por culpa de la adrenalina.

Era una perdida de tiempo el seguir ahí parado como un idiota mientras otros festejaban. Jimin tiró el bate totalmente en mal estado. Siendo un material de acero, pareciera que habían deformado su forma con una fuerza sobre humana, daba la tétrica impresión de ser otro tubo que se encontraba uno en la calle, con la diferencia que este estaba lleno de sangre. Moviéndose hacia la chica que traía solamente una falda demasiado corta y dejaba demostrar sus senos, fue sacando el seguro que tenía el casco para que sus pulmones tomaran aire fresco.

Cuando pudo llamar la atención de la muchacha, esta dió un salto, asustada de que fuera un participante que se encontraba cabreado por perder y exigía su premio, aunque fuera a la fuerza. Por lo menos, Jimin no iba con esas intenciones. Sin esperar mucho, Jimin le entregó el cartón donde estaba escrito su número de participación.

Ella había parado de celebrar con el resto de los espectadores y parecía ser corta de vista, puesto que se acercaba cada vez más al pedazo de cartón que solamente tenía el número 12 en el, incluso separó un tanto sus labios y saboreó la nada, queriendo verificar si estaba leyendo bien.

—Vale, tengo tus cosas aquí —se movió con lentitud, toda la energía de minutos atrás donde estuvo gritando hasta que su voz salía ronca fue agotada. Ahora hablaba dulce y lento, era una persona que se tomaba todo el tiempo del mundo para hacer algo—. Tus tres paquetes de dinero y, ¿Pra... pralitax? —murmura un poco perdida, tal parecía que no podía leer bien en su totalidad.

—Paroxetina —corrigió. Ella abrió los ojos al igual que su boca mientras asentía reiteradas veces—. Puedo buscarlo yo —sacando la llave de su motocicleta, se dirigió a la mesa de trofeos, ignorando la mirada de la chica y que esta seguía teniendo el dinero que gano en mano—. Ah, aquí esta —tomó el frasco de medicamentos y se acercó a ella con tranquilidad.

Ocasionó un temblor en el cuerpo de la jovencita, quien solamente miraba los billetes que tenía en su mano mientras el sonrojo inundaba las mejillas que tenía, ella le admiraba por ser uno de los concursantes que habían durado tanto tiempo. Jimin le sacó el dinero y se volvía a dirigir a la moto. Abrió la parte donde estaba el asiento, dejando ver alguna que otra cosa ahí guardada, aunque nada parecía en extremo llamativo, solo que dejaba el dinero ahí y el frasco. Se dio media vuelta, sacándose la campera en el proceso y se la dio a la otra, quien seguía mirándole embelesada y ahora, al tener una posesión de aquel chico guapo, le hizo delirar más.

UTEPILS @kookmin.osWhere stories live. Discover now