Capítulo 4

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El resto del trayecto a casa fue en silencio. Hermione no se atrevió a abrir la boca, y Draco no habló. Cuando él ya detuvo el coche, Hermione ya se sentía más despejada y por fin, los zapatos altos dejaron de bailar bajo sus pies.

Con toda la dignidad que pudo ella caminó hasta agarrar el pomo de la puerta. Maldito whisky... ¿Para qué lo había pedido? Si además, sabía que no solía sentarle muy bien.

Draco la volvió a tomar de la cintura, pero ella se soltó.

Al entrar, todo estaba a oscuras.

— Luna... — dijo Hermione — ya he...hemos llegado.

Silencio.

— Luna no está — Draco a sus espaldas habló y ella se sobresaltó — ha salido con unas amigas.

— Oh... pues yo me voy a la cama.

Al andar, se tropezó.

Torpe, torpe, torpe... vaya día para emborracharse.

Se agarró a la mesita donde estaba la lamparita y se incorporó. Se sentía como una idiota.

Quizás no debería de haberse tomado aquella copa.

— Déjame que te ayude.

— Puedo sola.

— Sinceramente lo dudo — la contradijo él, volviendo a abrazarla por la cintura. El estómago de ella se contrajo, y se dejó ayudar.

Hermione lo guio hasta la que era su habitación. La puerta se abrió y él la ayudo a entrar.

— ¿Sabes Hermione? Es una lástima que estés borracha...

— No estoy borracha — hipó. Ella se quedó mirando los labios de él.

— Tienes hipo.

— Me he dado cuenta.

Draco rió. Le encantaba aquella actitud de Hermione. Siempre a la defensiva. No sabía decir por qué... pero le gustaba.

— Una completa lástima que estés borracha.

— Te he dicho que no estoy borracha.

— ¿A no? ¿Me haces el pino?

— Hombre... tanto como hacer el pino.

Él volvió a reír.

— No le veo la gracia, Draco.

— Yo sí. Anda, acuéstate.

Hermione se quitó un zapato y se balanceo. Él la sujetó.

Sus ojos se encontraron y ella se lamió los labios.

— No está bien que hagas eso.

— ¿El qué? — preguntó Hermione y repitió el gesto.

— Eso...

— ¿Por qué?

— Podría querer besarte.

— ¿Y por qué no lo haces? — preguntó ella y alzó la cabeza hasta rozar los labios de Draco. Él le lamió los labios y Hermione gimió.

— Porque estás borracha... — susurró y volvió a rozarle los labios.

— Draco...

— Acuéstate, Hermione... Mañana, me recuerdas esto — le dijo mientras la tumbaba en la cama — duerme muñequita — le dijo y depositándole un casto beso en los labios, salió de la habitación.

Una ducha diferente [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora