Rechazando el Destino [Saigenos (?)]

Capítulo II

Genos comenzó a abrir los ojos lentamente, tratando de enfocar el lugar en el que estaba. Aún sentía el calor recorrerle, pero en menor intensidad.

Cuando despertó completamente, pudo ver que se encontraba en una camilla con cortinas alrededor que estaban cerradas.

Se preguntó qué hacía ahí, pero al momento recordó el por qué. Ese pelinegro que al parecer no sabía qué era el espacio personal había hecho que entrara en Celo.

Abrió los ojos como platos al darse cuenta de algo.

—"Un momento... ¿En serio mi Celo llegó por ese chico? No puede ser, los Cambiaformas lobo son los más raros de encontrar y justo viene uno a mi escuela, y fue tan atrevido de decir que era mi destinado— terminó susurrando lo último en voz alta.

—¿Verdad que sí lo soy?— preguntó una voz feliz a su lado.

Genos se sobresaltó tanto dando un brinco que casi lo hace caer de la cama, pero Saitama fue más rápido y logró agarrarlo a tiempo, devolviéndolo donde estaba, quedándose cerca de su rostro y con su mano sobre la suya. Tenía su cola y orejas afuera, moviendo la primera felizmente al haber escuchado al chico afirmar lo que creía y por la cercanía.

—Tal parece que sí, pero eso no significa nada— zafó su mano de la contraria y echó al pelinegro para atrás.

Saitama dejó su felicidad de lado al oírlo.

—¿Cómo que no significa nada? Si somos destinados— bajó sus orejitas cual perrito lastimado, sintiendo tristeza al escuchar esas palabras.

—Yo no quiero distracciones en mis estudios, necesito estar enfocado en ello para no fracasar. Además, los Alfas solo buscan una cosa y créeme que no pienso dártela— dijo despectivamente, mirándolo fijamente con enojo.

A Saitama le dolieron un poco esas palabras, ¿distracciones?, ¿solo lo consideraba un estorbo por haber aparecido?, ¿cómo que solo buscaba algo de él? Estaba que se caía de felicidad por ese chico y este solo le decía ser una distracción y un aprovechado.

Puso cara de amargura, pero la quitó y miró con determinación al contrario.

—No sé qué idea tienes implantada de los Alfas, pero por lo que veo no es muy buena. Aún así, no me compares con cualquier estúpido, en lo que pienso es en hacerte feliz y no haré nada que no quieras, es una promesa. Así que por favor, no pienses en mí como si fuera un estorbo o un necesitado, déjame probarte que no aparecí en tu vida para nada malo—

Genos, que estaba algo sorprendido por las acciones de este, volteó la cara con enojo sin decir nada. Saitama solo pudo suspirar, era terco, pero no se rendiría por ello, estaba seguro que al menos debía sentir algo de felicidad por estar con él.

El ojiámbar, que seguía con la cara volteada, lo miró de reojo sin poder creer que en serio no tuviera dobles intenciones. En eso se oyó el abrir de la puerta, entrando por ella la enfermera.

—Oh, pequeño, te dije que no podías estar aquí, puede ocurrir algo inesperado si su Celo vuelve a ponerse muy fuerte— mencionó con preocupación.

—Si, lo siento, ya me iba, solo quería asegurarme que se encontraba bien— dijo apenado por ser encontrado cuando no podía estar ahí, miró al rubio nuevamente.— Espero puedas sobrellevarlo bien— con esas últimas palabras abandonó el lugar.

La enfermera se dirigió hacia Genos para ver cómo se encontraba, al parecer podría ir bien a su casa.

—Te daré una pastilla, con eso deberías poder llegar sin problemas a casa— le sonrió.

Genos asintió y vio como esta iba por la pastilla y un vaso de agua.

—Ah, ¿puedo hacerle una pregunta?— había algo que aún no tenía claro.

—Claro pequeño— le pasó el vaso con la pastilla.

—¿Quién me trajo hasta aquí?— preguntó echándose la pastilla a la boca y bebiendo del vaso.

—Oh, fue el joven que se acaba de ir, me sorprendió cuando llegó contigo en brazos. Para ser un Alfa, su resistencia a las feromonas es bastante buena— aduló la enfermera.

Genos casi se atraganta con el agua, tosiendo un poco y limpiándose lo que se había resbalado por su boca. En serio, ¿qué pretendía ese Cambiaformas lobo con aquello? Quizás ahora no, pero sabía que en cualquier momento iba a hacer algo raro.

De camino a su casa, Genos tenía un revoltijo en la cabeza. Ese chico de verdad era raro, darle tal discurso como si fuera cierto. Echó un suspiro. Esperaba que no fuera tan malo el tenerlo cerca, de verdad quería esforzarse para ir a la universidad y luego tener un título que restregarle a su padre, demostrándole que no solo era todo lo que decía ser.

Sintió cómo empezó a recorrerlo un pequeño calor. Mierda, otra vez el Celo. Por suerte ya estaba a unos pasos de su casa. Rezaba porque sus padres aún no hayan llegado.

Caminó un poco más y llegó hasta la puerta teniendo en mano sus llaves, comenzando a abrirla lentamente. Terminó de entrar y cerró con seguro, dándose cuenta que estaba solo. Suspiró aliviado por ello.

El calor comenzó a recorrerlo más fuertemente y fue directo a las escaleras para llegar hasta su habitación. Ya en ella, cerró la puerta con seguro y fue a la cama, desvistiéndose en el proceso. La ropa comenzaba a parecerle muy apretada e innecesaria, así que quedó solo en bóxers.

Se tiró a la cama bocarriba, jadeante. Sentía como su erección quería salir de su prisión y su entrada palpitaba, húmeda.

Así que esto era estar en Celo. Que jodido.

Saitama suspiró por décima vez. No había estado prestando atención a nada de lo que había dicho el profesor hasta ahora, solo podía pensar en ese Omega.

Su carácter era de admirar, tenía que admitir. No iba a ser tan simple ser al menos su amigo para empezar, pero no se rendiría. El destino los había unido y él no iba a ir contra este. Solo esperaba que el rubio en algún momento diera su brazo a torcer para poder estar a su lado.