°12°

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En serio llegó a pensar que nadie podría llegar a rechazar a Ladybug, que incluso si ella quisiera, podría llegar a conquistar a cualquiera que se propusiera.

Pero debió haberlo visto venir, Luka no era como todos los demás, era ese tipo de persona que uno no se encuentra a la vuelta de la esquina y tal vez eso fue lo que más le gustó a Marinette, Luka era la definición en vida de "único".

Había intentado dar con él muchas veces con la máscara puesta, pero siempre había algo que lo arruinaba todo o simplemente era ella quién lo hacía.

Luka no estaba enamorado de ella, igual que su anterior amor, solo podía considerarla una amiga, él ya tenía a alguien importante y ella no lo era.

Pero al parecer esta vez, el rechazo indirecto de Luka, hizo doler mucho más su corazón que el del rubio, y eso fue lo peor, ya que en serio llegó a pensar que podría hacerlo feliz.

Ella había cruzado los dedos.

Es como si la vida le este gritando al oído que no hallaría nunca a alguien increíble que se enamorara de ella o aún peor, alguien que sea igual a él.

Quizá algún adulto si escuchara sus pensamientos la llamaría exagerada y le diría que está dramatizando mucho las cosas, que aún tenía mucho por vivir. Pero ella era una adolescente, alguien que recién experimenta los cosquilleos, el rubor, las mariposas en el estómago y la sudoración en las manos cuando ve acercarse a la persona que le gusta. Sus sentimientos los tenía a flor de piel y no podía controlarlo.

Y si esta será una de las veces que le romperán el corazón en lo mucho que le quedaba por vivir, ¿en serio habrá algo peor de lo que está sintiendo en esos momentos?

En fin, no le guardaba ningún rencor a Luka, él al igual que Adrien, Nino y Nathaniel tenían el derecho de escoger e ir por algo mejor, alguien mucho mejor que ella, y esta vez, que Ladybug.

Sentada en una de las bancas frente a la Torre Eiffel, balanceaba sus pies mirando sus manos juntas en su regazo con la espalda encorvada y los ojos húmedos a punto de soltar la primera lágrima que mojará su camiseta...

... Pero...

No.

No otra vez.

Si iba a volver a aceptar un rechazo, al menos que esta vez sepan sus sentimientos.

Esta vez ella confesaría lo que siente con la vista en alto a pesar de saber que no sería correspondida.

Se levantó, secó las lágrimas que estaban próximas a salir, sujetó fuertemente la tira de su bolso y se marchó, dejando atrás la cobardía que había acumulado y que la había hecho ocultar su verdadero sentir.

Era ahora o nunca, quizá luego no habría otra oportunidad.

💭

SB/N: Solo aviso que este es el penúltimo capítulo de esta historia.

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