✨ÚLTIMO ESPECIAL [O NO] ✨

Start from the beginning
                                    

Fue un milagro que el teléfono de Marggaret empezara a sonar e hiciera que madre e hijo se relajaran.

— ¿Papá? —preguntó la chica.

— ¡Cariño! —habló el hombre— Nosotros acabamos de llegar al restaurante, hace fresco así que entraremos, ¿os importa?

—No, claro que no —respondió ligeramente incómoda—. Nosotros estamos de camino, yo me encargo de todo.

—Gracias, cariño. Nos vemos ahora.

La chica colgó e hizo una mueca

— ¿Estás bien? —le preguntó Masaru.

La chica suspiró, seguidamente notó la mano de Mitsuki apretar la suya como apoyo.

—Me siento rara —admitió—. Quiero a mi padre y quiero que sea feliz, pero siento algo raro que me hace no querer conocer a esa mujer...

—Eso es normal —aseguró Masaru con una tranquilizadora sonrisa.

—Tu padre nunca te había presentado a nadie y es una sensación y sentimiento nuevo, pero recuerda que nos tienes a nosotros y a tu padre —habló Mitsuki con gran dulzura, y es que aquella chica había sido la única valiente como para enamorarse del impulsivo y cabezota de su hijo.

Era una adolescente de diez que se merecía mucho más que lo que era su hijo —aún estando feo decirlo era verdad—, y aún así, sabiéndolo, intentó comenzar una relación con él y tras las dificultades, seguían juntos.

Maggie les sonrió y asintió.

—Lo sé, gracias de verdad —agradeció de corazón.

Aquella familia había sido un gran pilar en su vida, después de su padre claro.

—Y si no quieres ir, nos escapamos.

— ¡Katsuki! —exclamó la mujer furiosa, de esta no se iba a librar.

Masaru trataba de separarlos o por lo menos tranquilizarlos, nada.

Maggie rió a carcajada limpia. Después de todo, la idea —aún siendo disparatada— le había agradado.

Él y ella cogidos de la mano mientras corren por la calle lujosa, riendo y sintiendo sus pulmones arder tras su gran carrera. Era una imagen que le hacía sonrojarse.

Ya delante de la entrada del caro y lujoso restaurante, Maggie sintió sus fuerzas abandonarla, hizo una mueca de duda, realmente se estaba planteando en salir corriendo. Todo hasta que y una cálida mano agarró la suya.

—Vamos, tengo hambre —habló el chico sin mirarla.

—Tú siempre tan romántico —se burló ella con una pequeña sonrisa divertida, seguidamente tiró ligeramente de él y ambos entraron al restaurante seguidos de los Bakugou.

El recibidor era espacioso, no se parecía en nada a cualquier restaurante que la familia Bakugou haya ido jamás y, sin embargo, ya era la decimoquinta vez que Maggie iba.

Incluso los camareros ya conocían a la perfección a la señorita. De hecho, cuando uno de ellos la vio, se acercó a ellos.

—Buenas noches, señorita Akira —le saludó cortésmente—. Su padre ya la espera en la mesa de siempre, ¿desea que los acompañe? —Maggie sonrió ante la buena educación de aquel camarero, para ella era una gozada tratar con gente educada.

—No hace falta, no quiero desperdiciar tu tiempo en un camino que ya me sé de memoria —rió ligeramente—. Gracias igualmente.

—Es un placer —se despidió haciendo una pequeña reverencia frente a ella.

ᴊᴇʀᴋ; ᴋᴀᴛsᴜᴋɪ ʙᴀᴋᴜɢᴏ x ᴏᴄWhere stories live. Discover now