Un sueño extraño que se sintió tan real, tanto casi como el anterior.

Me levanté y regresé al colchón. Traté de recordar todo lo que había soñado, intenté traer a mi mente la máxima información para analizarla.

¿Qué había sido eso?

Había sido tan real, las sensaciones, el ambiente, el miedo que recorrió mi cuerpo, aún podía sentirlo. Mi corazón seguía palpitando con rapidez, aunque ya no con la misma fuerza con la que lo hacía en mi sueño minutos atrás.

Pasaron los minutos hasta que salí de mi trance y reaccioné, dándome cuenta ya era de día. El sol mañanero ya estaba iluminando toda la habitación así que salí de la cama y bajé las escaleras.

Eran pasadas las ocho de la mañana, las clases habían ya iniciado hace más de una hora por lo que supuse que Alex ya no estaría en casa.

Haciendo el menor de los ruidos intenté dirigirme al cuanto de huéspedes para encontrarme con el chico rubio que dormía dentro. Estaba por terminar de bajar el último escalón cuando me detuve.

Algunas voces provenían de la sala de estar. Pronto más reconocí, era Alex y Justin discutiendo sobre algo que no alcanzaba a escuchar. Peleando por alguna tontería, era lo más seguro.

Bajé el escalón y trace camino para encontrarme con ellos.

Efectivamente, estaban ellos en los sofás discutiendo sobre qué sabor de agua fresca era la mejor.

Menuda pelea.

—Claro que es mejor —dijo Justin —. Tiene un sabor exquisito y es colorida, no como el horchata, toda insipida.

—La horchata no es insipida —rebatió Alex —. No sé dónde ni cuando fue la primera vez que probaste el horchata, seguramente la persona no sabía prepararla como se debe. 

—¿Tú haz probado una buena agua de jamaica? —preguntó Justin —. Dios, es lo mejor que existe, no entiendo como puedes decir que no es la mejor.

—¿Y tú haz probado una buena agua de horchata?

—Puessssss —alargó Justin mirando hacia el techo —. Nop, pero ese no es el punto, la jamaica es mucho mejor.

—¿Cómo puedes decir que la jamaica es mejor que la horchata cuando ni siquiera la has probado?

Terminé por adentrarme en la habitación atrayendo la atención de ambos chicos.

—Oh, Alexa —dijo Justin extendiendo sus brazos en forma de alivio —. Mi gran heroína, ven a mí y defiendeme de este maligno ser  —apuntó con una de sus manos en dirección del pelinegro mientras me veía con ojos de petición.

Inhalé y exhalé pesadamente. Miré a Alex.

—¿Qué sucede?

—Pregúntale a él —hizo un gesto con la cabeza en dirección a Justin.

—Dile, Alexa —Justin soltó una vez que lo miré —. Dile que el agua de jamaica le gana por mucho a la de horchata.

Respiré hondo y miré a Alex.

Dios, dame paciencia.

—Verte sentado ahí y por tu expresión te felicito por tu grande paciencia —miré a Justin —. No puedes ir por la vida entrando a debates a lo loco cuando ni siquiera tienes una base con la cual defender tu postura, si no has probado el agua de horchata hace ver a tu argumento por defender a la jamaica muy pobre e incrédulo. Eso es todo lo que tengo qué decir.

Alex comenzó a reír en un tono bajo. Por otra parte, Justin simplemente se limitaba a mirarme incrédulo.

—No lo puedo creer —dijo él negando repetidas veces —. Eres increíble, Alexa. Casi olvidaba que ustedes dos tienen los mismos y horribles gustos por todo. 

Alex [En proceso].Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt