3. Quan Ma

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TRAVIS

El bar de Quan Ma era, probablemente, mi lugar favorito en el mundo.

Olía a orina, el alcohol que servían era del barato, y casi siempre habían hombres humanos demasiado estúpidos y demasiado borrachos, peleándose por cosas que ya ni podían recordar.

El sitio era un asco.

Pero, era un lugar seguro.

Un lugar al que ningún Lycan de alto rango en la tribu iría, mucho menos una bibliotecaria.

Y estaba de humor como para no acercarme a mi madre.

Lo había estado durante semanas.

Sacudí la cabeza, en un intento de apartar los pensamientos de mí. Me concentré en el asqueroso bar y en mi siguiente movimiento.

Estábamos jugando billar, estaban varios chicos y chicas de la tribu a nuestro alrededor, jugando despreocupadamente, mezclándose con los humanos. Incluso Riley estaba aquí, sentada en un sofá de aspecto viejo en la esquina más alejada, Harry estaba con ella, por supuesto, parecía intentar hacer un avance, pero Riley estaba en su mundo, sus ojos azules escaneando el lugar, seguramente buscando donde causar algún alboroto.

A mi lado, uno de los chico rio, su nombre era Sawyer, y era apenas un año menor.

—No parece que le esté yendo muy bien con Reed—apuntó, burlándose de la mala fortuna de Harry.

Harry era un chico estupendo, aunque bastante...torpe, lo consideraba un amigo realmente, pero tenía que admitir que tenía cierta gracia verlo intentar y fallar tantas veces.

Quizás me veía a mi mismo reflejado en él.

La mano me tembló ligeramente.

—Nunca le va muy bien con Riley—comenté, entrecerrando un ojo para fijar mi vista en la bola, podría lograr este tiro—es algo de las chicas Reed.

Los demás sonrieron con diversión, quizás lo habían intentado ellos también, no tenía ningunas ganas de saber.

Quizás fue porque esta era la primera vez en el bar de Sawyer, la primera vez que se juntaba con nosotros, porque cometió un error que nadie más habría cometido.

—Pues a ti parece que te va muy bien con Alice—comentó con alegría—todos saben que pronto será tu Omega, en unos meses ya la tendrás...

Le lancé una mirada de advertencia, dispuesto a saltar a la pelea, poco me importaba que Sawyer no tuviese mala intención, pero uno de los otros chicos intervino, convenientemente llevándolo por unos tragos.

Suspiré y finalmente golpeé la bola. Las tres ultimas bolas lisas entraron con facilidad.

—Otro golpe de suerte—murmuró Rider, quien llevaba las apuestas, con amargura.

Le sonreí.

—No es suerte, es habilidad—presumí, extendiendo la mano para que me diera el dinero.

De mala gana Rider me lo dio, estaba seguro de que yo no le agradaba, pero era un chico justo, jamás tomaría dinero de las apuestas, aún así me puse a contar la suma deliberadamente lento frente a él, solo para verlo ponerse rojo de ira.

—Está bien, esta vez lo has entregado todo—dije para cabrearlo, dandole un golpecito en el hombro y desapareciendo antes de que me soltara todo el discurso.

Me moví entre la apretada multitud para tomar asiento junto a Riley y Harry en el sillón, ella ya me miraba con diversión. Harry no parecía demasiado fastidiado de que interrumpiera sus esfuerzos.

FROZENWhere stories live. Discover now