- Te di tu fruta, esperemos que haya un pueblo cerca, necesito poder descansar en algo sólido sin el temor que algo me pique... no tocar una cama es lo peor que me pasase ¡Dios!- con una flecha sujetaba la carne y por error se lastimo- ¡carajo, otra vez! Porque afile tanto esta mierda.

El arco, ubicado al borde donde estaba sentado, le gustaba mirarlo y el sostenerlo lo hacían tener varios recuerdos felices según sus ojos, las puertas que estos abrían siempre suelen decir mucho de las personas, el por en cambio, eran ventanas, un enigma rondaba aun, el corazón solamente sabía la verdad y con un candado cerro las entradas, madera simple con una cuerda que hubiese sido de algún corral era suficiente para atrapar sus presas y defenderse, ¿flechas? Eran pocas, entre 12 y 15, pero capaz que con 3 podía hacer algo mejor y las demás estuviesen de adornos. Continuo galopando, aquella colosal bestia multicolor se convirtió en polvo que se borraba a la distancia, horas pasaron hasta llegar a un pequeño sitio, era típico, nada lo distinguía a simple vista, cumplía con las funciones vitales para ser un pueblo normal y corriente, no obstante al pisar tierra abajo del cartel fue atosigado y rodeado por 3 soldados reales, a son del viento grito el que tenía el rango más alto entre ellos

- No quiero que un maldito insignificante basura de Ronin como tu pise aquí con su sucio caballo el lugar, ¡tendrás segundos para marcharte antes de que te colguemos en el cartel ahora mismo!

- Repítemelo de vuelta si tienes la osadía- hablo con un ceño fruncido a punto de estallar pero a diferencia de hace unas horas atrás, aguanto la rabieta y prosiguió diciendo- ¿Cómo puedes decir tal falta de respeto señor? Perdóneme pero no veo una espada en mi propiedad y mucho menos tendré rasgos feudales, ¿usted cree que soy capaz de juntarme con tales especímenes como ellos? Me presento para que anote mi nombre y pueda pasar antes de que piense algo malo... mi nombre es...

- ¡No hace falta! Y tampoco quiero saber su nombre lo llevaremos adentro e inspeccionaremos

Adentrándose a la ciudad era el objetivo pero no de esa forma, ahí estaba el, envuelto en una situación que para nada iba a acorde a la situación que él quería recurrir, su mente era invadida por diferentes pensamientos, pedía que su caballo no sea atado fuertemente y que reciba algo de comida, pero era en vano los guardias hacían oído sordos a las peticiones del caballero, faltaba poco para que el fuego en su interior se encendiece pero evitaba hacerlo, ya en el centro de la guardia, fue encerrado solo, se podía escuchar el tormento de las demás personas en las otras habitaciones, gritos de piedad se alzaban entre las paredes, risas por parte de los más altos eran estremecedoras, disfrutaban ver el dolor de los demás, el sujeto con la cabeza abajo esperaba una respuesta por el señor que lo había encerrado. Pasaron los minutos y nada ocurría hasta que fue apuntado con su propio arco, lo que guardaba adentro salió como una chimenea tirando todo el humo negro del carbón, al compás del viento feroz que entraba por la ventana dijo:

- ¡suelta el arco ahora mismo! ¡suéltalo o te matare, escuchaste sucio animal de mierda! Que te da derecho de portarlo y sobretodo...- fue interrumpido con un flechazo en el antebrazo derecho con tan fuerza que lo tumbo en la rocosa pared donde estaba

- No te mate porque necesito usarte como ejemplo, levanta y sígueme, sigue mis órdenes y capas tengas unos días más de vida o por lo menos hare que te curen el brazo, ¿oíste?

Todo era confuso para sus ojos, pero no demostraba señales de nerviosismo, parecía un tempano de hielo aquel motor que bombeaba su sangre, ante su mirada veía una multitud demasiado grande como para aquel paraje donde estaba, aquel superior que había parado al pobre hombre a voz grave y con autoridad dijo:

- Son presentes, todos ustedes, que la tolerancia hacia estos salvajes, los últimos bastiones de la rebeldía del nuevo mundo, osan viajar libremente sin preocupaciones y con una moral descabellada creyéndose jefes del mundo, es nula, estamos en el deber de exterminarlos... ¡y el que tenemos ahora en nuestras manos, será protagonista de las acciones que cometemos con su calaña! ¡Todo aquel que ose afrontar las nuevas leyes del imperio será torturado y asesinado por las manos de la guardia imperial en cada recóndito lugar, donde sea que se, siempre abra alguien que buscara hacer el bien que ordena nuestra corona!... dime ahora si tu nombre y que dios te perdone porque nosotros no lo haremos

Rezar seria en vano, pero algunos suelen creer en los milagros, en la multitud salen volando dos pelotas a alta velocidad al pecho del verdugo, el descontrol se apodera del lugar entre las sombras de la masa, personas tapadas saltan a escena, pero el desafortunado sujeto seguía encadenado y su muerte era inminente con aquel accionar rápido del hombre armado, con su espada trato de lastimarlo pero solo logro hacerle un tajo en su tapado, sin pestañar, otras dos vuelven a golpearlo y a una velocidad como Mein, aquel hombre subía a las maderas, estaba tapado, agarro las llaves y lo libero, no pudo decir ninguna palabra ya que a los segundos se veía en vuelto en la contienda, con un brazo herido solo puedo quedarse al lado del misterioso hombre que solo decía que lo siga pero sin antes ir por Mein, subieron los dos y tal personaje sacado de una novela de la antigua babilonia promulgo.

- Sigue derecho, no pares, los demás nos van a seguir, yo me encargare de la escoria que nos siga, procura no mover el brazo

- ¡no podemos irnos! Tengo que volver por mi arco, por favor

- ¡vamos! No lo repetiré de vuelta, son demasiados y si regresamos no saldremos de ahí, ¡haz que tu caballo comience a apresurar la marcha hombre!

En ese estado, no podía negarse, podía estar muy afectado pero su sentido de supervivencia tomaba control de su cuerpo, Mein como una ráfaga de viento que rompe las blancas nubes del cielo comienza a galopar cada vez más fuerte, la eficacia del animal es impresionante, ¿acaso nos hayamos presentes frente a la nueva evolución del equino? Probablemente, como pensar que tal hermosura estaría arraigada con tal persona que a simple vistas aparenta estar más perdido que su mismo transporte. La ventisca que creaba con su movimiento era de la mitad del tamaño de él, presenciaban como la justicia del lugar era abatida por esas dos esferas que tiraba el salvador misterioso, primero un caballo y luego otro eran abatidos pero sin ser lastimados de gravedad, solamente se enredaban sus piernas. Sin fuerzas y casi cayéndose, el lastimado preguntaba cuanto faltaba a lo que le respondió con una respiración agitada "sigue y no preguntes"... tres minutos después cayo rendido para adelante contemplando lo que pasaba y sus ojos, entrecerrados, no distinguían nada, poco a poco sus sentidos se apagaban y con esto, la oscuridad llego.

Suelen decir antiguos refranes que las coincidencias no son cosas espontaneas que pasan al acto, están escritas, todos tenemos un camino escrito al momento de pisar el terreno humano, ¿esto cómo se clasificaría? Pues, como todas las cosas, pertenecemos a algo más grande, nadie se salva de su destino, podremos tomar distintos atajos o contratiempos pero de llegar, siempre ocurrirá, personas, miles de personas quisieron y quieren tirar esta teoría abajo pero no pueden, inclusive, algunos aceptaron el no encontrar nunca una respuesta, ¿cuáles son los hilos que nos unen entonces? Es probable que el mismo tiempo, jamás será moldeable a nuestro antojo, es ir en contra de todo lo que conocemos, antiguamente en el sur, los aborígenes retrataban epifanías con muy poca discrepancia en sus paredes, algunos decían que podían leer el futuro o tenían epifanías, aunque la misma religión del imperio dice que no hay que temer al futuro, más allá de este cuando perezcamos estaremos en un lugar mejor, siglos y siglos escuchando eso es imposible que nadie quiera alzarse contra este. Magnolio primero, doceavo rey en obtener tal puesto es fiel seguidor de estas creencias, los hombres libres como los que están corriendo en esa marea de arena y ruidos de odios con muchas esperanzas buscan cambiar eso, son seguidores de ver los hilos y asegurar que nadie nos controla, somos libre en hacer lo que se nos plazca, si bien, ellos pueden creer eso pero en la práctica significa la aniquilación de todas estas personas, aunque si bien son iguales, personas sin rumbo fijo en la vida que viven en el día a día, entre ellos se desprecian por actos que ocurrieron hace cientos de años atrás, ¿hombre de paz? No pueden ser catalogados.

Lo que prepara el destino a la persona tendida en su caballo, es una pregunta que nos hacemos todos, ¿Cuál es su filosofía? ¿Tendrá ideas de vida?, mar de preguntas con signos de interrogación invaden todo. Entre andadas y demás, llegan al destino, es agarrado por un medico el cual ayuda con su herida, a las lejanías se ve un jinete con un arco, le preguntan al que llevaba las pelotas

- Es su arco, escuche eso desde afuera, se lo dejare aquí y cuando despierte espero que hables con él, ¿por cierto que tienes ahí?

- Es un libro y parece que tiene anotaciones, por respeto no lo leeré y gracias por traerlo, molesto por eso hasta que se desmayó, se alegrara al verlo- mientras miraba el arma y cerrando su libro- descansa... Regino Baigorria, espero que este sea tu nombre... y no el del dueño al que le robaste este libro.

El sendero de VersallesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora