capítulo cinco.

13.6K 1.3K 547
                                    


— Ven, pasa. Ésta es mi habitación.— abrió la puerta, dándole permiso de entrar.— ¿Mamá, estás aquí?— alzó la voz.

Louis caminó lo suficiente para que el alfa pudiera cerrar la puerta, se encogió cuando lo hizo.


— Louis.— lo llamó.— Puedes sentarte, estás en tu casa. Todo lo mío es tuyo también, no dudes en pedirme lo que quieras, cualquier cosa y lo tendrás.— sonrió cálido.


Louis se sentó en el borde de la cama, enterrando sus uñas en los muslos.— ¿C- cualquier cosa?

Harry asintió, sentándose junto a él.— Dime qué quieres, Omega.


Louis lo observó de cerca, analizando cada parte de su rostro y sus labios rojos, casi jurando que había bálsamo en ellos. Discretamente llenó sus pulmones de su aroma hasta embriagarse.
Sintió cómo su vientre se contraía y su Omega gritaba que lo abrazara y aclamada, «es nuestro, nuestro alfa.»
¿Cómo podía ser aquel chico tan bonito su alfa? ¿Por qué si están destinados lo está secuestrando?
Casi le parecía cómica la situación, así como en las historias de internet.


—Yo... quiero irme. Q- quiero regresar a casa.— reprimió un sollozo cuando observó que el alfa cambió su mueca.

No podía descifrar si estaba enojado, confundido o irritado. Lo miraba sin ningún gesto. No había arrugas en su frente, solo veía sus ojos conectados a él, mezclando el azul y el verde.

— Te hicieron algo.— no era pregunta, estaba afirmando que alguien le había hecho algo.

— No, no. Yo... Y- yo solo...

Harry se arrodilló frente a él, analizandolo.— ¿Te hirieron? ¿Quién te tocó? ¿Dónde?— alzó su mentón, revisando su cuello.

Casi pudo jugar que suspiro de alivio al no encontrar nada, pero solo un seguro hasta que se levantó de golpe.

— ¿Fuiste abusado?.— preguntó con los ojos muy abiertos y asustado. Tenía la respiración pesada y sus feromonas de preocupación estaban encendidas.

— ¡No!— respondió desesperado.— No me han tocado, solo Niall, pero fue amable, me dió apoyo. Nadie me hizo daño. Creo que es obvio que cuando eres secuestrado lo único que quieres es regresar a casa.— habló tan rápido que apenas y él mismo se entendió.

— ¿Secuestrado?— frunció el ceño.

— Bueno, jamás me habían secuestrado antes. Pero le dieron dinero a mi papá y vengo en contra de mi voluntad. Supongo que es un secuestro. O no sé. Pero yo no vine por gusto.

Harry resopló, sacando su teléfono.

Le hable mal. - pensó Louis. - Le falté el respeto y ahora mandará a matarme. ¿Por qué alcé la voz?

— Papá, te dije que no quería que lo trajeran con engaños... ¡Me acaba de decir que le dieron dinero a su padre!... ¡No, papá! ¡Era su decisión venir o no conmigo!... ¿Qué? Tus malditos alfas no sirven para nada. Y tú deja de hacer eso papá, no soy un niño. Antes de hacer algún movimiento sobre mí Omega coméntame a mí, ¡A él! Te veo mañana.

Se giró y encaró a Louis. Aún estaba tenso.

— Lo siento. No sabía que estabas aquí por la fuerza, yo no lo pedí así. Yo quería que te llevarán una invitación a cenar, hoy.

— Eres mi alfa.— mencionó aturdido.

— Sí.— sonrió, orgulloso.

Se hundieron en un silencio confuso. Ninguno de los dos sabía qué decir.

— Yo... yo comprendo si quieres irte.— comenzó harry.— No te forzaría a nada, nunca. Pero es co...

— Soy Louis.— alzó una mano, presentándose.

Harry lo miró confundido pero aún así estrecho su mano.— Eso ya lo sé, pero no...

— Soy el Omega del bar. Hablamos un poco, quisiera saber un poco más de ti.

El rizado sonrió, comprendiendo.— Podemos cenar ésta noche.

— Me encantaría. ¿Y si me muestras tu hogar?

— Por supuesto. También es tuyo.

Los dos sonrieron aliviados, las segundas oportunidades a veces son mejores.

Algodón.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora