capítulo cuatro.

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-Louis, ¿Estás bien?- preguntó el rizado.

Su porte sin juegos atemorizaba, emanaba una vibre de protección increíble, y su olor era fuerte, estaba cien por ciento seguro de que era alfa puro, pero su mirada era la más cálida que había visto, tenía una voz tan suave que logró hacer que Louis se estremeciera.

Pero, ¿por qué el omega se sentía así?

Odiaba sentirse bien, odiaba sentir que era mejor ese lugar que su propia casa, odiaba admitir que aquel rubio parlanchín le caía terriblemente bien, y odió, sin duda, sentir que su Omega reclamaba a aquel alfa que estaba frente a él como suyo.

-Y-yo... sí.- contestó sin más.

El alfa sonrió, extendiendo su mano.

-Ven, te mostraré dónde dormirás. ¿Niall fue bueno contigo?

El rubio resopló.- Claro que fuí bueno con él, imbécil. Yo tengo corazón. Además, velo, es el omega más lindo que hemos visto, aparte de tu hermana, ¿verdad, Gemma?

La castaña asintió.

-Yo soy preciosa. Pero Lou es un dios.- le guiñó un ojo.

Louis se sonrojó.

-No te había visto, Gemma. - mencionó Harry.- ¿Cuándo llegaste?.

-No tengo mucho por aquí. Estaba por avisarte pero vi llegar a Niall por el jardín.

-¿Viniste con mamá?.

-Sí. Te estaba buscando en tu recamara.

-Bien, tengo cosas qué hacer. A las nueve y media los veo en el comedor, cenaremos todos juntos. Niall, invita a Liam y al chico nuevo.

-Sí, señor.

El rizado dirigió su mirada al Omega, sonriendo.

-¿Puedes venir conmigo?

-P-por su puesto, sí.

-Adiós, nos vemos más tarde.

Louis se despidió con una pequeña sonrisa y tomó la mano del rizado, quién se la ofrecía gustoso, y pudo observar que tenía un brillo rosa apenas visible en sus uñas.

La residencia era bonita, muy, muy bonita. Olía a madera vieja y café, había personas caminando por todos lados, con ropa, comida, documentos, cajas. Todos saludaban a Harry alegres, y el amablemente les respondía con una sonrisa.

Un chico de ojos grises se acercó irradiando felicidad al ver a Harry, lo llenó de besos haciendo que el alfa frunciera levemente el ceño, incómodo. El chico lo abrazaba por la cintura pareciendo no soltarlo nunca, ignorando por completo la presencia del omega.

Louis soltó la mano de Harry, sintiéndose sobrando en aquella escena de afecto.

-¡Harry¡ ¿Dónde estabas? ¡Quería verte desde que desperté y no te encontraba, te extrañe tanto!.-chilló el chico.

-Hola, Peit. Estaba ocupado, no sabría que volverías a venir a Inglaterra.

-¿Qué? ¡Pero si te llamé hace unos días para avisarte!.- se separó del alfa cruzando los brazos.

Harry lo miró perplejo, parpadeó lento.-No lo recordaba, lo siento.

-No pasa nada. Debes estar muy ocupado, puedo darte un masaje, se cómo te gusta que muevan las manos, ¿a qué sí?- sonrió acomodando la corbata del alto.

-Peit. Lo siento, pero no quiero faltarle el respeto a mí Omega, Louis.

¡Mi omega! ¡Pero que cosa!

Peit miró a Louis por primera vez, analizando lo de pies a cabeza, alzando una ceja.

-No sabía que estabas en compromiso, no veo anillo.- respondió, arrogante.

Harry sonrió.-No dije que me casaría. Dije que es mí Omega, y quiero respetarlo mientras él decida estar aquí. Peit, él es Louis, mí Omega. Louis, el es Peit, un viejo amigo.

-Fuimos más que amigos.-respondió rápidamente.- Hola, Louis. Un gusto conocerte.

-Gracias, el gusto es mío.- sonrió sincero.

-¿Eres Omega?.

-Ahh...- Louis frunció el ceño. Harry ya lo había presentado.- Sí, lo soy.

-Oh.- fingió sorpresa- No aparentas serlo.

-¿No?- Louis sonrió.- Mi padre me lo decía también.

-Tienes aire de ser muy alfa.

Louis casi ríe, casi.

-Sí, bueno. Son simples etiquetas, no por ser Omega debes ser diferente de manera física a un alfa.

-¿No? Los omegas somos pocos cosa al lado de un alfa, fuimos creados para ellos. Además somos afeminados, tú no luces nada afeminado.

Oh, chico. ¿Quién te hizo tanto daño allá arriba?

-Los omegas no son débiles, Peit. La sociedad se encargó de hacernos creer que somos menos, pero no es así, son simples y peligrosas etiquetas. No eres menos que ninguna persona. No por ser Omega debo ser afeminado, me gusta ser así, aunque tampoco es malo. No tienes por qué buscar la aprobación de ningún macho o gente con mente cerrada.

El chico lo miró, atónito y considerablemente molesto.

Bingo.

-¿Qué es lo que Harry vió en una persona tan hueca como tú?

Oh, maldito idiota.

-Peit, Louis acaba de decirte que te pongas en tu lugar como Omega, que te quieras, que la gente te respete y tú dijiste que deben ser mudos ante la sociedad, ¿quién es el hueco? No quiero que vuelvas a hablarle así, debes tenerle respeto por el tiempo que andes rondando en mí casa. Ahora, tenemos cosas qué hacer, Gemma está abajo, pídele lo que quieras. Adiós.

Tomó la mano de Louis, caminando rápido por un pasillo, dejando atrás a Peit y unas ganas inmensas de seguir un debate.

Esto es malditamente igual que el preparatoria cuando discutía por la comunidad LGBT y el aborto.- pensó.

Algodón.Where stories live. Discover now