—Veo que tienes a un nuevo novio defensor — dijo sarcástico. 

—No empieces, puedes irte con esa, si quieres

—Sí en verdad te importara no la dejarías sola en un lugar que apenas conoce — dijo Joe.

—Vamos — dije y nos fuimos

En el camino pasamos a una cafetería y tomamos algo de beber, platicamos un buen rato y después nos fuimos.

Le dí mi dirección a los tres y ellos me dieron los suyos también nuestros números de teléfono intercambiamos.

—Nos vemos chicos, y gracias de verdad, por este maravilloso día — Sonreí.

—No es nada, fue un gusto — dijo Nick

—Sí, de verdad— dijo Joe

—Nos vemos mañana, tal vez hagamos algo nuevo — comenté.

—Me encantaría, bye — dije y entré al departamento. Ahí estaba Fredy tirado sobre el sofá viendo la tele se veía frustrado y un poco enojado.

Caminé de largo para ir a la recámara pero paré al oír su voz.

—Y no vas a decir nada, como si no paso nada — comentó mirándome.

—¿En verdad quieres hablar Fredy?, pero que descarado eres eh o acaso no tienes vergüenza — dije con ironía.

—Vergüenza ¿yo?— dijo incrédulo. — apenas llegas y ya estás con dos chicos, y así me hablas

—Ahora te harás la víctima, por si no lo sabías esos dos chicos hicieron lo que tú no hiciste y supuestamente eres mi novio

—¿Qué ellos hicieron y que querías que hiciera?— preguntó enfadado.

—Ellos me mostraron la universidad, jugamos fútbol y me acompañaron mientras tú estabas con esa — acusé.

—Tenía que pasar un tiempo con mis viejos amigos, hace tiempo que no nos vemos — se defendió.

—¿Ajá?— asentí con ironía. —tus amigos valen mil veces más que yo, sólo te fuiste con esa y ni siquiera me diste a respetar como tu supuesta novia, sabes una cosa no quiero discutir entendí que yo te importo — dije y entre a mi recámara.

Horas más tarde

Me di una ducha y me recosté sobre mi cama a escribir después de un buen rato me aburrí y quise ir a la iglesia, se lo prometí a mi madre y lo haré, recuerdo haber visto un templo antes de llegar al departamento, bueno se lo explicaré al taxista.

Me vestí formalmente, un vestido blanco largo con mangas y unos tacos grises. Me dejé el pelo suelto, coloqué un sentillo y me eché él pelo hacia atrás, tomé mi cartera y bajé. 

—¿A dónde vas? — preguntó el sínico.

—¿Te importa?— dije de mala manera.

—Sabes que sí, si te pasa algo

—Voy a la iglesia— dije y salí sin más que decir.

Al llegar a la iglesia no había tanta gente, me sentía algo extraña, no conocía él lugar y menos a la personas. 

—Bienvenida hija, esta es tu casa — me dió la bienvenida él padre.

—Gracias — dije y entré, me senté y permanecí muy callada y atenta a lo que pasaba, le pedí a Dios muchas cosas y una de esas fue encontrar el verdadero amor, no un bastardo como Fredy.

—Señor tu que sanas el sentimiento y el dolor ayúdame, ya no quiero nada con Fredy o si el es el amor de mi vida cámbialo — supliqué mentalmente.

Al terminar el culto me fui caminando ya que quería conocer un poco la cuidad.

(Narra Jack )

Iba en la limusina de camino a casa mirando por la ventana de la limusina y me percaté en una hermosa chica, wao se veía preciosa y al parecer ni siquiera tenía maquillaje caminaba lento y despacio, al parecer no estaba bien, se veía un poco triste en el rostro, que será que le haya pasado o que tendrá esa bella chica.

—¿Qué hará una chica tan linda andando sola en esta ciudad grande y peligrosa?— pregunté.

—Éste tiempo no tiene juicio señor— dijo mi mánager. 

—No, ella se ve muy decente — dije seguro.

—Tal vez sea nueva en la ciudad — comentó.

—Muchas vienen a estudiar — dije admirándola.

—En casa lo espera un amigo — informó mi mánager.

—Pensé que ya no venía — dije un poco sorprendido.

—Bueno en ese tiempo uno nunca sabe donde caerá. 

—Tienes mucha razón.

Amada por un hombre Peligroso Where stories live. Discover now