—¿Y ahora qué? —preguntó Hermione, intensamente concentrada en lo que Connie estaba diciendo.

—No lo sé, pero eventualmente tendrán que hacer algo —declaró—. Eso es todo lo que sé.

Esa noticia dejó a Hermione sumida en sus pensamientos. Esto sería realmente malo o podría significar que las cosas iban a mejorar un poco. Aunque ella no tenía mucha fe en esta sociedad. Se sentía más cómoda asumiendo que no cambiaría nada o incluso que las cosas empeorarían.

Draco se emborrachó esa noche, lo cual no fue el mejor resultado posible para Hermione. Había estado sin compañía durante unos días y no parecía querer perder la oportunidad de obtener algo.

Estaba lo suficientemente ebrio, así que se movía sujetándose de las paredes, justo cuando llegaron a la puerta. Ella todavía se maravillaba de lo fuerte que era incluso en estado de ebriedad. Logró abrazarla y mantenerla erguida, lo que supuso era una gran hazaña media.

—Te extrañé —clamó mientras lentamente la soltaba, suspirando.

—Yo también te extrañé —ella respondió con los dientes apretados, pero trató de regalarle una sonrisa.

—Te ves bonita cuando sonríes —musitó, sus ojos y voz traicionaron su estado no tan sobrio—. No te he visto reír en mucho tiempo.

—Por favor. Nunca me has visto sonreír —ella le contradijo, bastante segura de que nunca le había sonreído en Hogwarts o si incluso lo había hecho hasta ahora.

—¿De qué hablabas con Connie?, parecías molesta.

Ella estaba sorprendida de que él se hubiera dado cuenta y no estaba muy emocionada por ello.

—Nada —ella repuso, pero tuvo que continuar ya que todavía tenía su atención completa e indivisa—. Estábamos discutiendo sobre política.

—Realmente no entiendes el concepto de una fiesta, ¿verdad? —dijo en tono desdeñoso.

Hermione lo acostó y él se quedó dormido antes de que ella incluso lo cubriera con las sábanas. Ella no se quedó ni un segundo más.

Él la llamó la noche siguiente y salieron de nuevo. La llevó al piso de arriba antes de partir, lo que significaba que planeaba emborracharse por completo aquella noche.

Hermione trató de relajarse. Su cuerpo estaba más que dispuesto, de hecho, estaba esperándolo, pero su mente todavía estaba luchando. Trató de calmarse y dejarlo fluir y se centró en las sensaciones. Draco se tomaba su tiempo, lamiendo, acariciando y besando. Él era un buen besador. Él también sabía que eso le gustaba y lo usaba para molestarla.

Bajo sus cuidados, su cuerpo cobró vida. Hasta el punto en que ni siquiera su mente podía razonar, estaba húmeda y dolorida cuando él entró en ella. Su cuerpo quería esto y sabía exactamente qué hacer para nutrir las sensaciones, sabía cómo esforzarse para obtener el mejor final. Se sentía tan bien dejar de lado la preocupación y el engaño y la lucha.

El clímax se aproximaba rápidamente y ella agarró sus caderas para conducirlos al éxtasis. Algunos empujes después, Draco colapsó sobre ella.

Ella podría decir que estaba contento cuando comenzó a vestirse. Sabía que ella estaba dispuesta y eso lo ponía contento. Hermione estaba demasiado cansada para preocuparse, esto era bueno para su plan, pero emocionalmente la dejaba agotada.

Luego salieron al club y Hermione se recuperó un poco. Se las arregló para analizar su camino a seguir a través de esta situación, era necesario para el plan y tener sexo no era algo malo. Ciertamente lo había hecho bien cuando estuvo con Marcus, no debería ser diferente ahora, tenía que superar sus pequeños reparos sobre Draco. Era sólo que ellos habían sido enemigos en la escuela y eso era diferente. Marcus en realidad no era diferente de Draco, pero no tenía rencor contra él más allá del que generaba su situación de vida, por lo que no había ninguna razón por la que ella debería intentar involucrarse emocionalmente con Draco. Esto era necesario después de todo, por lo que necesitaba superarlo.

Absolutamente despreciableOnde histórias criam vida. Descubra agora